WASHINGTON, EE.UU.— En una visita que marca un hito en la cooperación migratoria entre Estados Unidos y El Salvador, el presidente Nayib Bukele fue recibido este lunes por el presidente Donald Trump en la Casa Blanca. La reunión, que ocurre en medio de una intensa política de deportaciones impulsada por la administración Trump, tiene como eje central el fortalecimiento de la colaboración bilateral en materia de seguridad y migración.
Bukele, quien ha cultivado una relación de cercanía con Trump desde su regreso a la presidencia, aceptó la repatriación de decenas de migrantes centroamericanos acusados por Estados Unidos de pertenecer a pandillas o de haber cometido actos violentos. Los deportados están siendo enviados directamente al polémico Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), una megacárcel de máxima seguridad construida durante el primer mandato de Bukele y ampliamente criticada por organizaciones de derechos humanos.
El Salvador, nuevo socio estratégico de Trump
De acuerdo con reportes de CNN, El Salvador se ha consolidado como uno de los aliados más cercanos de la administración Trump en América Latina. Esta situación contrasta con la tensión que el mandatario estadounidense mantiene con otros socios históricos como Canadá, México o Colombia, países con los que ha tenido desacuerdos en temas comerciales, diplomáticos o migratorios.
En este contexto, Trump elogió públicamente al presidente salvadoreño a través de su red social Truth Social, refiriéndose a él como "el Presidente B" y destacando su "valentía y liderazgo firme" en el combate contra el crimen. Trump agradeció especialmente que El Salvador haya aceptado la repatriación de lo que denominó "algunos de los enemigos extranjeros más violentos del mundo".
El secretario de Estado, Marco Rubio, también se pronunció sobre el tema en entrevista con medios nacionales, afirmando que:
"La alianza entre Trump y Bukele se ha convertido en un ejemplo de seguridad y prosperidad en nuestro hemisferio. Este tipo de cooperación es lo que necesitamos para restaurar el orden y proteger a nuestras comunidades."
Deportaciones bajo la Alien Enemies Act
La base legal utilizada por la administración Trump para ejecutar estas deportaciones masivas es la Alien Enemies Act, una ley que data de 1798 y que permite al gobierno expulsar a ciudadanos de países considerados hostiles durante tiempos de guerra. Aunque su aplicación ha sido históricamente limitada, el equipo legal de Trump sostiene que puede emplearse para enfrentar "amenazas emergentes a la seguridad nacional", como el crimen organizado transnacional.
La Corte Suprema de Estados Unidos dio un aval provisional al uso de esta ley, aunque también ordenó revisar algunos casos puntuales. Entre ellos, el del ciudadano hondureño Kilmar Armando Abrego García, deportado por error a El Salvador bajo sospecha de pertenecer a una pandilla. Abrego García, padre de dos hijos ciudadanos estadounidenses, fue enviado al CECOT sin un juicio previo ni orden de deportación definitiva.
Ante la presión judicial, el gobierno estadounidense reconoció el error, pero afirmó que Abrego García "está vivo y seguro dentro del penal" y sostuvo que no está obligado a coordinar con El Salvador su regreso. Esta declaración abre un potencial conflicto legal y diplomático, pues la Corte exigió que se "facilite el retorno", pero no detalló cómo ni en qué plazo.
El CECOT, el penal más temido del continente
Una de las novedades más controvertidas del acuerdo entre Trump y Bukele es la posible utilización del CECOT por parte del gobierno estadounidense a cambio de una tarifa establecida. El CECOT, inaugurado en 2023 en una zona rural de El Salvador, es una prisión de alta seguridad con capacidad para más de 40 mil reclusos, diseñada específicamente para albergar a pandilleros y criminales considerados de "alta peligrosidad".
El Ministerio de Justicia salvadoreño publicó un video mostrando a los migrantes recién deportados descendiendo del avión en grilletes y siendo trasladados en fila al penal. Las imágenes generaron fuertes reacciones en redes sociales, donde se debatió el carácter humano y legal de estas prácticas.
Aunque Trump afirma que todos los deportados son "terroristas y criminales con historial violento", organizaciones defensoras de los derechos civiles señalan que en muchos casos las pruebas se limitan a tatuajes, afiliaciones sociales o el simple hecho de vivir en barrios considerados peligrosos.
"Estamos viendo una criminalización por estereotipo. El uso del CECOT por parte de un gobierno extranjero podría violar varios tratados internacionales", alertó Erika Guevara Rosas, representante de Amnistía Internacional.
¿Qué conversaron Bukele y Trump?
Durante la reunión privada en la Casa Blanca, que duró aproximadamente una hora y media, los presidentes discutieron principalmente tres temas:
Cooperación en deportaciones: Se acordó establecer un canal directo entre el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y el Ministerio de Justicia salvadoreño para agilizar el procesamiento y traslado de individuos considerados "peligrosos".
Uso del CECOT por EE. UU.: Bukele ofreció un esquema de arrendamiento parcial del penal para alojar a deportados bajo ciertas condiciones legales. A cambio, El Salvador recibiría apoyo económico para infraestructura carcelaria y equipamiento.
Apoyo electoral mutuo: Aunque no se abordó públicamente, fuentes cercanas a ambos gobiernos indicaron que Trump expresó su respaldo a las políticas de Bukele, mientras que el mandatario salvadoreño reiteró su confianza en el liderazgo de Trump frente a la amenaza del crimen organizado internacional.
¿Ayudará Bukele a repatriar a Abrego García?
Uno de los puntos más sensibles abordados en la rueda de prensa posterior al encuentro fue el caso de Kilmar Armando Abrego García. Al ser consultada sobre si Bukele facilitaría personalmente su regreso, la vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, evitó dar una respuesta directa:
"La Corte pidió que se facilite el retorno, no que se ejecute. El presidente Bukele ha mostrado una cooperación sin precedentes, y confiamos en que se mantendrá dentro de los marcos legales."
Hasta el momento, el gobierno salvadoreño no ha emitido ninguna declaración oficial sobre el tema, aunque fuentes extraoficiales aseguran que el caso está siendo evaluado a nivel diplomático.
Reacciones internacionales
La visita de Bukele ha generado reacciones encontradas en distintos sectores internacionales. Mientras que gobiernos como el de Guatemala y Honduras aplaudieron el encuentro como un modelo de "cooperación hemisférica efectiva", organizaciones como Human Rights Watch y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) denunciaron posibles violaciones a tratados internacionales sobre el trato a migrantes y el debido proceso.
La CIDH emitió un comunicado urgente en el que advierte que el uso de cárceles como centros de deportación y detención "podría constituir una forma de detención arbitraria y castigo colectivo sin juicio".
Impacto político en ambos países
Para Nayib Bukele, esta visita representa un momento clave para reforzar su imagen como líder fuerte en la lucha contra el crimen. En El Salvador, su política de "mano dura" ha recibido apoyo mayoritario, especialmente por la reducción de los índices de homicidios. Esta alianza con Estados Unidos, a pesar de las críticas, podría consolidar aún más su popularidad de cara a futuros desafíos políticos.
Para Trump, el encuentro es una oportunidad de mostrar resultados tangibles en su cruzada contra la migración irregular. La deportación de presuntos criminales y el respaldo internacional a su política migratoria son activos valiosos en su narrativa de campaña, especialmente ante su base conservadora.
¿Y los derechos humanos?
El punto más controversial de toda esta alianza sigue siendo el trato a los deportados. Si bien Trump y Bukele insisten en que se trata de individuos peligrosos, numerosos reportes sugieren que en varios casos no se ha presentado evidencia suficiente para justificar su detención, ni en Estados Unidos ni en El Salvador.
Abogados de migración y defensores de derechos humanos sostienen que aplicar la Alien Enemies Act fuera de un contexto bélico es una violación constitucional. Además, el uso de instalaciones penitenciarias extranjeras para alojar deportados, sin garantías legales, podría violar múltiples convenciones internacionales.
Conclusión
La reunión entre Donald Trump y Nayib Bukele simboliza un nuevo tipo de alianza regional, basada en el pragmatismo político y el endurecimiento de políticas migratorias. Mientras ambos líderes cosechan réditos internos con su base política, la comunidad internacional observa con preocupación las implicaciones de este acuerdo para los derechos humanos, el debido proceso legal y el futuro de las políticas migratorias en el continente.
Habrá que ver si esta alianza se mantiene, se profundiza o, como ha ocurrido en el pasado, se enfrenta a los límites legales y éticos que impone la comunidad internacional y el propio sistema judicial estadounidense.
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