En una propuesta que promete avivar el debate internacional, Estados Unidos, a través de su vicepresidente JD Vance, ha puesto sobre la mesa un acuerdo de paz que implicaría que tanto Ucrania como Rusia renuncien a partes del territorio que actualmente controlan. Según Vance, se trata de una solución directa: o se acepta, o la administración de Donald Trump se retirará de las negociaciones.
La propuesta tiene como eje principal "congelar" las líneas fronterizas actuales entre ambas naciones. Vance argumenta que es momento de detener la violencia y dar un paso decisivo hacia el fin del conflicto, aunque esto implique reconocer la pérdida territorial para ambos bandos. No se ha precisado quién administraría las regiones cedidas, pero se dejó en claro que no sería responsabilidad de Estados Unidos.
Simultáneamente, mientras se anunciaba esta iniciativa, el expresidente Donald Trump utilizó sus redes sociales para criticar al mandatario ucraniano Volodimir Zelenski, quien apareció en la portada del Wall Street Journal reafirmando que Ucrania no aceptará nunca la pérdida de Crimea. Trump tachó esta postura de obstáculo para la paz y aseguró que ese territorio fue "entregado" a Rusia sin resistencia durante la administración de Barack Obama.
Trump subrayó que nadie exige a Zelenski reconocer oficialmente a Crimea como parte de Rusia, pero insinuó que Ucrania perdió la oportunidad de defenderla en su momento. Las declaraciones del expresidente no han recibido respuesta formal por parte del gobierno ucraniano, que tampoco ha reaccionado oficialmente a la propuesta estadounidense.
Todo indica que la paz entre Rusia y Ucrania, lejos de concretarse, podría demorarse aún más.