El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció este domingo el indulto a su hijo Hunter Biden, condenado en junio por delitos relacionados con posesión de armas, alegando que los cargos fueron resultado de una persecución política por parte de sus rivales.
En un comunicado, Biden aseguró que su hijo fue "imputado de manera selectiva e injusta". Hunter había sido declarado culpable de mentir en un formulario para adquirir un arma, ocultando su adicción a las drogas, y de poseerla durante un breve periodo sin que estuviera vinculada a ningún delito. Según el mandatario, este tipo de casos "casi nunca se lleva a juicio con cargos penales".
Una decisión en un contexto complejo
Hunter Biden, de 53 años, también enfrentó cargos de evasión fiscal en un tribunal de California, un tema que añadió presión política y personal sobre su padre. Aunque inicialmente el presidente había descartado utilizar su prerrogativa de perdón, la decisión llega en un momento en que, según Joe Biden, los ataques contra su hijo buscaban "quebrarlo" como parte de una estrategia para afectarlo políticamente.
Hunter, quien lleva más de cinco años sobrio, enfrentó estos problemas legales tras un período de lucha contra la adicción, agravado por tragedias familiares, como la muerte de su hermano Beau Biden en 2015 y la de su madre y hermana en 1972.
Un final sin consecuencias políticas inmediatas
El indulto se produce en el ocaso de la presidencia de Biden, quien este verano anunció que no buscaría la reelección. A sus 82 años, abandonará el cargo el 20 de enero, cuando Donald Trump, presidente electo, asuma el mando.
La medida, aunque controvertida, refleja la defensa de Biden hacia su familia y su postura frente a lo que considera una instrumentalización política del sistema judicial. Sin embargo, también ha generado debate sobre el uso del poder presidencial para intervenir en asuntos personales.