Se investiga a una red de médicos sospechosos de haber extraído implantes cardíacos a personas fallecidas para colocárselos a pacientes vivos.
La policía rumana anunció que se ejecutarán 9 órdenes de detención contra personas investigadas en este caso que ha conmocionado a la opinión pública del país, después de que un sospechoso haya sido ya detenido.
Fuentes cercanas a la investigación, los fiscales acusan a varios médicos de haber vendido a pacientes stents, desfibriladores y marcapasos a la mitad del precio de mercado, con lo que se habrían llevado a sus bolsillos entre 2 mil y 3 mil euros por unidad.
“Hasta el momento se ha identificado a 170 pacientes operados con dispositivos médicos de personas fallecidas”, indica la fuente.
El escándalo se desató después de que la Fiscalía confirmara había procedido a interrogar a varias personas y ordenado registros en el marco de una investigación por uso fraudulento de implantes extraídos de personas muertas, muchas veces en pacientes que no los necesitaban.
La investigación versa sobre los delitos de abuso de autoridad, cohecho, falsificación intelectual y estafa; el cardiólogo Dan Tesloianu, del hospital de la localidad de Iasi, fue enviado a prisión preventiva bajo la sospecha de haber dirigido la red con otros médicos que le procuraban los implantes de fallecidos.