México.— El país atraviesa una de sus peores crisis hídricas en décadas. Un análisis de Catálisis, unidad de investigación de Quinto Elemento Lab, reveló que 113 de las 210 principales presas mexicanas registran niveles por debajo de su promedio histórico en 2024.
La situación es particularmente crítica en el Noroeste, donde estados como Sonora y Chihuahua presentan caídas del 45% al 100% en el agua almacenada. En Hermosillo, la presa Abelardo Rodríguez Luján —clave para el abasto de agua— no supera el 20% de su capacidad desde 2015.
Además, el 98% de los municipios del país sufrieron al menos un día de sequía este año, lo que ha agravado la presión sobre las fuentes de agua disponibles. El recurso hídrico se ha destinado de forma prioritaria a actividades industriales y agrícolas comerciales, reduciendo la disponibilidad para consumo humano y producción básica de alimentos.
En Sonora, por ejemplo, el Distrito de Riego 041 ha tenido que suspender labores agrícolas, generando pérdidas millonarias.
Aunque la administración federal encabezada por Claudia Sheinbaum ha anunciado un Plan Nacional Hídrico con nueve proyectos de infraestructura, expertos alertan que no resolverá el problema de raíz. Investigadores como Francisco Peña de Paz aseguran que el modelo actual favorece a intereses privados sobre las necesidades sociales y ecológicas.
Problemas como fugas, mala medición del uso, y el azolve en presas complican aún más la situación. Además, México enfrenta presiones de Estados Unidos para cumplir con el Tratado de Aguas de 1944, mientras conflictos internos entre estados como Chihuahua y Tamaulipas crecen por el uso del recurso.
Organizaciones como Conselva insisten en la urgencia de una auditoría hídrica nacional, control sobre concesiones y priorizar el derecho humano al agua para evitar crisis aún más severas.