El dia de ayer, a las dos de la tarde, los sacerdotes jesuitas Javier Campos “Gallo” y Joaquín Mora “Morita”, fueron enterrados en el municipio de Urique, cerca del templo en el cual fueron privados de la vida por un miembro del crimen organizado.
Los cuerpos de los jesuitas fueron velados de cuerpo presente en la parroquia de San Francisco, donde fueron privados de la vida, sin embargo, estos fueron fueron despedidos con aplausos y grupos por la labor altruista que estos hicieron en la comunidad indígena.
“En este altar fueron asesinados nuestros hermanos Javier y Joaquín, aquí están los orificios de las balas, aquí ofrecieron su vida por amor al pueblo rarámuri y al pueblo mestizo de estas tierras serranas”, recordó durante la misa, de acuerdo con los periodistas presentes.
En el evento estuvo presente la gobernadora del estado de Chihuahua, María Eugenia Campos, y la secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel, en representación del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Los jesuitas fueron asesinados después de que un hombre herido entro a la congregación pidiendo ayuda, a lo que José Noriel Portillo “El Chueco” les disparó a matar.