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Opinión

Como me ves te verás

Rubén Andrés Moreno de la Rosa
Por Rubén Andrés Moreno de la Rosa - 08 noviembre, 2021 - 09:36 p.m.
Como me ves te verás

Representado más del 3% de la población en América Latina, los adultos mayores, entendiendo por estos a las personas con 60 años o más, históricamente han sido un grupo vulnerable que en repetidas ocasiones ha sido objeto de violencia, abandono, ridículo y maltrato, no solamente por parte de la sociedad, sino también por parte de los miembros de sus propias familias.

Siendo así, de acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe en esta subregión ha comenzado un proceso de envejecimiento de la población, en el cual, al mismo tiempo que los promedios de vida han ido en aumento, las tasas de nacimiento han ido disminuyendo paulatinamente, lo cual ha generado un nuevo debate en el ámbito político, social y legislativo sobre las condiciones de los adultos mayores y la relación de los ciudadanos con ellos.

En un primer momento, resulta necesario entender que los adultos mayores, así como los indígenas y los menores de edad son una población vulnerable, sin embargo, no todos están en los mismos niveles de vulnerabilidad. Los principales factores que permiten dilucidar los niveles de vulnerabilidad de un adulto mayor están relacionados con su salud física, salud psicológica, nivel socioeconómico, acceso a recursos y acompañamiento de sus familias.

En este sentido, no están en las mismas condiciones de vulnerabilidad un adulto mayor en condición de calle, que uno con pleno acceso a recursos económicos, sin embargo, ambos son considerados dentro de la vulnerabilidad por el potencial de sus derechos de ser vulnerados de manera sistémica por el Estado, así como por sus propios familiares.

Esto porque independientemente de sus recursos económicos, a medida que estas personas alcanzan una mayor edad y pierden sus capacidades físicas y cognitivas, volviéndose en muchos casos dependiente de las familias e instituciones que vulneran sus derechos, resulta más difícil que pueden ejecutar una protección efectiva de sus derechos por sí mismos.

Esta vulnerabilidad se manifiesta de diferentes maneras. Los adultos mayores en muchas ocasiones son víctimas de burlas, abandono, y violencia física, que bien puede manifestarse a través de golpes o negligencia de atender sus necesidades básicas y médicas, así como violencia psicológica, en donde son ridiculizados y pasan por un proceso de infantilización donde a pesar de tener plenas capacidades mentales se les trata como si tuvieran algún impedimento o trastorno psicológico que les impide tomar decisiones por sí mismos.

Del mismo modo, los adultos mayores son víctimas de otras formas de violencia no criminal, como es una privación ilícita de su libertad en la cual sus familiares o las instituciones de asilo no solo los tiene viviendo en condiciones inhumanas, sino que además no los dejan salir de su casa por cuestiones de su “seguridad”. Del mismo modo que se han presentado casos en los cuales los familiares del adulto mayor los someten a procesos para ser declarados interdictos, aun cuando no hay necesidad de esto, perdiendo todo control no solo de su patrimonio, sino de sus propias vidas.

Todo esto lleva a un análisis de porqué se genera esta negligencia hacia con los adultos mayores, la cual puede entenderse surge de 3 factores fundamentales:

1.- Al igual que los indígenas, los pobres, los presos y los migrantes, los adultos mayores son un grupo que la sociedad prefiere no voltear a ver, son vistos como una especie de “otro” que no forma parte de la sociedad por lo cual los asuntos relacionados con ellos prefieren dejarse a un lado.

2.- Los adultos mayores, en la mayoría de los casos, por sus condiciones físicas y psicológicas no son capaces de aportar económicamente de manera significativa a la sociedad ni a las unidades intrafamiliares por lo cual, al no poder formar parte de esta relación social, son vistos como un lastre para la sociedad, tanto para el Estado que debe sancionarlos como para sus familias que deben cuidarlos.

3.- Todo esto conduce a una especie de resentimiento hacia los adultos mayores, donde no solo no son capaces de aportar a la sociedad, sino que por sus necesidades particulares requieren gastos considerables y no únicamente monetarios, sino también gastos de tiempo, de atención, de cuidados, etc.

Estas situaciones han llevado a la creación de diversas instituciones nacionales e internacionales, gubernamentales y no gubernamentales, así como grupos de la sociedad civil que han buscado dar una mayor protección a los derechos humanos de los adultos mayores, del mismo modo que se han ratificado en América Latina diversos acuerdos internacionales, como la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, que justamente reconoce estos derechos e imponen obligaciones a los países de respetarlos.

Sin embargo, a pesar de los diversos avances judiciales, sociales y legislativos que ha habido en esta materia, los adultos mayores siguen siendo una población vulnerable cuyos derechos son frecuentemente vulnerados, por lo cual resulta necesario un análisis de las condiciones en las que estos viven y una acción política y social efectiva para mejorar su estado, pues al final de cuentas, tarde o temprano, todos estaremos en su misma situación.

*El autor es un estudiante de séptimo semestre de la carrera de derecho en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, ha publicado artículos para la edición número dieciséis de la revista Derechos al Debate de la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco, así como un artículo para la página “MásqueRadio” en el estado de Aguascalientes.

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