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Piedras Negras

Cómo prevenir el abuso sexual

Uno de cada cinco niños menores de 17 años va a sufrirlo. Solo el 2% de las víctimas va a contarle a su progenitor que algo está ocurriendo en el momento que sucede

Por Staff / La Voz - 07 junio, 2021 - 07:32 p.m.
Cómo prevenir el abuso sexual

REDACCIÓN / LA VOZ

Uno de cada cinco niños menores de 17 años va a sufrir abuso sexual, según la Organización Mundial de la Salud. Y, sobre todo, hay que destacar que tan solo el 2% de las víctimas va a contarle a su madre o su padre que algo está ocurriendo en el momento que sucede.

Así lo afirma Carolay Alvarado, fundadora de Mamisalva, activista y víctima del abuso infantil: “Esto quiere decir que tan solo ese porcentaje de niños va a pedir ayuda en ese momento y va a poder ser rescatado”.

“Y esto hay que recalcarlo, porque cuando hablamos de lazos de comunicación, ese dato estadístico nos deja claro que esos vínculos no están siendo del todo sólidos en la familia”, añade. Y los progenitores podemos tener las herramientas para prevenir estos hechos horribles.

Un hecho terrible que la experta ha querido remarcar este martes 1 de junio, que es el Día Mundial de los Padres y las Madres. Esta jornada fue decretada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, con el objetivo de rendir un homenaje a la gran labor y responsabilidad que tienen los padres en la crianza y educación de sus hijos, quienes representan el futuro de la humanidad.

Cómo darse cuenta de que nuestro hijo sufre abuso sexual

“En primer lugar, tenemos que tener en cuenta los indicadores específicos, físicos, que podemos observarlos, en la gran mayoría de los casos, cuando el abuso está sucediendo in situ, en el momento concreto”, subraya la experta.

“Hablamos de moratones, de enrojecimiento en la zona genital, de todas estas características que se ven alteradas y que como madre o padre nos tienen que llamar la atención y hacer que se nos encienda la alarma para pedir ayuda y acudir al pediatra. Cuando sucede esto, es cuando ese 2% va a ser socorrido”, añade.

Según mantiene Alvarado, muchas veces pasamos por alto ciertos indicadores y cuando queremos pedir ayuda, esas señales específicas ya no están: “Yo siempre hablo de que los padres nos debemos convertir en fieles observadores de todo lo que les ocurre a nuestros niños.

Estar superpendientes y aunque parece algo muy obvio, el dato estadístico del 2% nos hace ver que realmente esto no es así. Que muchas veces las prisas, y todo el trajín que llevamos del día a día, hacen que ciertas cosas hayan pasado a un segundo plano”.

En cuanto, a los comportamientos psicológicos de los niños que sufren abuso sexual, lo más llamativo es que van a cambiar totalmente, van a hacer un cambio muy llamativo de su comportamiento: “Depende del niño, unos se van a hacer más introvertidos, más tímidos, otros más agresivos.

Lo importante aquí es entender que los niños van a hacer un cambio de conducta drástico. Ser fieles observadores nos hará darnos cuenta de lo que pasa en el colegio, de lo que pasa donde le dejo cuando yo no puedo cuidarle”.

Educar a los padres para prevenir el abuso sexual

Actualmente, es necesario que los padres y madres sean educados en el terreno del abuso infantil porque llevamos mucho tiempo teniendo este tema como tabú, según mantiene Alvarado: “Y es importante que sepamos que tenemos que hacer un trabajo de toma conciencia. De que existe.

Saber que más del 85% de los abusadores se encuentra en el entorno familiar y cercano del niño. Que nos puede tocar a nosotros y que debemos trabajar desde la calma y la naturalidad, sin paranoias, sin vivir en un estado de alerta constante, en el que se pasen nuestros miedos al menor”.

El objetivo es conseguir hacer prevención para evitar el abuso. “Todos los padres y madres, sobre todo ellas, tienen un instinto innato de protección desde que nace nuestro hijo, todas, y este se ha visto acallado por la sociedad, por el entorno que las dice cómo deben proteger o criar a los niños. Se nos silencia este instinto. Y muchas veces nos dejamos llevar”, subraya Alvarado.

“Muchas veces, para poder empoderar a nuestros niños es necesario que la madre esté realmente empoderada. Hay que reeducar a la sociedad. Lo que está claro es que tú no puedes empoderar algo que tú anteriormente no has empoderado.

¿Cómo le doy herramientas a mi hijo si yo no las tengo? ¿Cómo le habló de amor, de autorrespeto, de autonomía, si yo dependo patológicamente de los demás?”, prosigue la experta.

La crianza consciente

Una madre sana, empoderada y fuerte conseguirá ayudar a su hijo. “Si tú has hecho todo ese trabajo, no hace falta inculcarlo, el niño actúa como mamá, la niña imita, es natural. En cambio, si la madre está llena de miedos, de complejos, el niño también imita y también toma con naturalidad esa parte”.

“La crianza consciente consiste en tomar conciencia como padres y madres, primero de lo que todos nosotros y nosotras hemos absorbido durante nuestra infancia. Todos hemos tenido un escenario de infancia que ha podido ser mejor o peor. Y esto nos ha llevado a ser el tipo de progenitor que somos hoy”, sostiene Alvarado.

“Si vemos algo que nos está impidiendo dar presencia, o empoderar a nuestros hijos, tenemos la obligación de volver al inicio, a ese escenario de infancia, y tomar conciencia de aquello y ponerle nombre. Por ejemplo, si tu padre era autoritario, si tu madre te abandonó emocionalmente, y saber que tal vez eso nos haya afectado”, sostiene.

Y, según mantiene, cuando tomamos conciencia y lo reparamos, estamos encaminándonos hacia una crianza consciente: “Con el porcentaje de las madres que hemos sido abusadas en la infancia, tenemos una responsabilidad y una obligación de ir a sanar eso, a nuestro ritmo. Si no lo hacemos no vamos a poder proteger a nuestros hijos”.

“Hay que hacerlo primero por ti, pero si no tienes la fuerza porque crees que al hacerlo se puede desmoronar tu mundo, tienes que tener la fuerza para hacerlo por ellos, por tus hijos, y por los que vendrán después ellos.

Este es el punto de inflexión en el cual se corta el abuso infantil, no solo el sexual en el hogar, sino también el que se puede dar en el colegio, en su entorno de amigos, en cualquier lado”, concluye la experta.

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