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Piedras Negras

La cueva se quedó con los niños

Yolo Camotes
Por Yolo Camotes - 26 junio, 2021 - 06:23 p.m.
La cueva se  quedó con  los niños

Chilón, Chiapas. - Corría el 31 de octubre del año 2014, cuando se suscitaría uno de los accidentes en cuevas más extraños de los que se tenga reporte.

Dos niños, Miguel y Pascual quedaron atrapados al interior de una cueva de 40 metros mientras ayudaban a su padre en la cacería y aunque por muchos días se dijo que había comunicación con ellos, jamás se les pudo encontrar, el “Señor de la cueva” de Chilón se los llevó.

El relato comienza así:  El papá y sus dos hijos se encontraban cazando tepezcuintles (una especie de roedor que habita en la selva del sureste) la noche del domingo del 31 de Octubre.

Su plan consistía en espantar a estos animales con la ayuda de un perro para que estos se introdujeran en la cueva por la entrada sur y el papá los esperaba en la entrada norte. Cuando los tepezcuintles salían los mataba con su machete.

Esa noche el animal herido salió, pero se regresó nuevamente a la cueva, introduciéndose por un angosto pasaje, por lo que el papá mandó al menor de sus hijos para intentar sacarlo.

 Al ver que su hijo no regresaba, mandó al segundo de sus hijos para ver qué pasaba. Al no regresar, fue a su casa por su tercer hijo mayor.

El más grandecito se introdujo, pero al notar lo estrecho del pasaje decidió salir. Llamaron a familiares y vecinos para juntos intentar sacar a los niños de la cueva, pero al no obtener éxito decidieron solicitar auxilio a la policía y estos a su vez solicitaron el apoyo de Cruz Roja.

Las maniobras de rescate comenzaron el día lunes por la tarde. Según costumbres locales, el cazar por la noche estaba prohibido por la ´madre naturaleza´.

También estaba prohibido cazar más de 5 Tepezcuintles, pero el papá tenía tiempo ya de estar cazando de noche y siempre más de 5 animales cada vez, lo que no era bien visto por la comunidad.

Uno de los traductores que periódicamente entraba a la cueva en busca de los niños, mencionó haber platicado por un estrecho canal solo con el mayor de los niños, quien le dijo que su hermanito estaba dormido y que no se había despertado desde la mañana.

Flor Patricia Martínez, espeleóloga de la Cruz Roja de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, debido a su complexión delgada, logró penetrar más profundamente por los recovecos de la cueva y confirmó la comunicación.

"Solo escuchamos la voz, nosotros les preguntamos cómo están, si están bien, más o menos por donde estaban. Ellos no saben, lo único que se escuchaba eran los lamentos que yo no podré olvidarlos, fue algo traumante”.

Comentaba que se oía al fondo como Miguel, el más grande, gritaba papá y mamá, hablaba en su idioma, mientras el pequeño se quejaba mucho.

“Existe un video que muestra cómo lloran y piden auxilio, para que ya los saquen", aseguró.

"Me sentí mal, triste, lloré porque yo escuché a los niños pidiendo auxilio, se siente uno impotente de no poder hacer nada. Voy a rezar porque los niños donde se encuentren estén bien, ya que no pudimos hacer nada, sólo nos queda pedir por ellos, que los cuerpos se rescaten", relató la rescatista Flor Patricia.

Ella logó penetrar hasta seis metros de distancia donde se suponía estaban los niños, posteriormente se retiró debido a que comenzó a sentirse mal.

"En una ocasión, creyendo estar cerca de ellos, se les lanzó algo de comida y suero fisiológico con la esperanza que lo alcanzaran. Posteriormente, habiendo llegado al punto se encontraron intactos los alimentos y el suero, comprobando que los niños no lo habían alcanzado. En todo este tiempo, a pesar de oírlos, nunca se tuvo contacto visual con ellos.

Mientras se desarrollaban las labores de rescate, uno de los “mayores” de la comunidad, comentaba que nunca los iban a encontrar y que la cueva estaba “jugando” con sus mentes.

“Cuando crean estar cerca, los moverá y así seguirá jugando… pero no insistan mucho porque la cueva se puede enojar y no los dejara salir ni a ustedes”.

En su advertencia el hombre mayor que conoce de tradiciones y chamanes advirtió; “Si quieren que salgan los niños, deberán cambiarlos por el padre, pero la cueva no les dará a los dos niños… se quedara con uno, que entre el padre si quieren salvar a uno de los niños”, explicó.

En muchas ocasiones, dada la cercanía con que se escuchaban los niños, los rescatistas creían estar tan solo a escasos centímetros de ellos, pero al lograr avanzar un poco más en el pasaje, no los veían.

Lo más cerca que estuve fue a la altura del segundo foco, y debo confesar que jamás los escuché, supongo que me encontraba lejos aún.

En una ocasión, uno de los traductores entró para hablar con los niños y esto fue lo que dijo: “Los niños se encuentran bien, dicen tener frío, hambre y mucho miedo, pero están bien. Les pregunté qué porque no se salían, que si estaban atorados y me contestaron que no estaban atorados, que estaban parados en un charco de agua pero que la cueva no los dejaba salir, La cueva quiere que, entre mi papá a sacarnos, él nos metió, así es que él debe entrar por nosotros, solo así nos dejara salir...", aseguró Antonio Aguirre Álvarez.

Una espeleóloga de nombre Martha, proveniente de Villahermosa, llego el jueves y debido a que era de complexión delgada y baja estatura, logró llegar hasta donde nadie había llegado, comento que ampliando 60 cm más el boquete lograría llegar a los niños, afirmaba que los había escuchado muy cerca, sin embargo, al lograr pasar esa zona, se topó con otra pared que giraba hacia la izquierda.

Las maniobras se complicaron aún más debido a que los indígenas de la zona pensaban que los rescatistas estaban sacando oro. Machete en mano intentaban detener las maniobras de rescate.

Se detuvieron las obras hasta que se les permitió a dos indígenas entrar. Ellos confirmaron que en efecto no había oro y que no era posible penetrar a la caverna.

Los indígenas afirmaron que también lograron hablar con los dos niños que confirmaron que se encontraban bien, sin embargo, tenían mucha hambre y frío y estaban ansiosos de que los sacaran.

"Esa noche, mientras los lugareños entraban para ver lo que estábamos haciendo, estuve platicando con un tío de los niños y me decía: “Discúlpame si hablo mal, pero me pregunto: ¿Qué hacían los niños allí dentro? Todos conocemos la cueva y ese hoyo no existía. Mi hermano hizo mucho mal y la cueva solo está tomando lo que le pertenece… Si ofendes al propietario (Sr. de las cuevas) tienes que pagarle con lo que más quieres… Creo que mi hermano está pagando. Lo que quiere la cueva es a mi hermano. Para que los niños salgan, debe de entrar él, solo así dejará salir a los niños…"

"La creencia aquí es que la tierra se abrió y se los tragó", señalaba uno de los paramédicos involucrados en el rescate.

Por su parte Carlota Jiménez, madre de los dos pequeños, señalaba que su esposo estaba incrédulo.

“Está duro su corazón dice, porque no ha visto a sus hijos...cuando salgan dice que los va a llevar a curar si no han muerto.

Al paso de las horas, la mala suerte y situaciones inexplicables imposibilitaban el rescate. Gabriel Meseta López, capitán de bomberos de Mérida, no se explica cómo fue que los niños lograron penetrar la cavidad debido a que las sondas con cámaras diminutas que ellos enviaban no lograban traspasar.

Horacio Schroeder Bejarano, secretario estatal de Seguridad Pública de aquel entonces, hizo declaraciones en las que comentaba que era difícil de entender cómo fue que los niños quedaron atrapados.

El comandante de esa agrupación, Carlos Baltazar Pech, relataba que según las creencias de aquella comunidad la cueva "tiene un dueño o patrón y se abre de noche". El dueño, es un espíritu, se quedó con los niños y únicamente con un tributo de cuatro gallinas, un cerdo y una botella de alcohol lograría dejarlos ir

Los niños en su lengua, tzetzal, pidieron a su padre que pagara el tributo el cual fue pagado. También agrego que conforme avanzaba la búsqueda, los niños parecían alejarse de los rescatistas.

Los dos rotomartillos que ellos llevaban se quemaron repentinamente. Al equipo que llevaba PEMEX le sucedió lo mismo.

Se tenían muchas esperanzas de rescatar a los niños, según la vocera Vanesa Escobar, subsecretaria de protección civil del estado de Chiapas, todavía para el 4 de noviembre había comunicación con los niños, y se esperaba que para la noche de ese día o a la mañana del siguiente lograran sacarlos. Pero el jueves por la noche comenzó a llover.

"Continuamos trabajando y yo seguí platicando con el tío de los niños cuando comenzó la lluvia. Debido al riesgo de una crecida suspendimos las maniobras, indicándole al personal que se retirara a descansar hasta nuevo aviso.

“En dos ocasiones, el encargado de la comunicación con el Puesto de Mando me indico que requerían de mi presencia, pero dado la interesante platica, le indique que me dieran tan solo unos minutos más”.

El agua comenzó a escurrir dentro de la cueva por los escalones que la policía había instalado. Construyeron un dique para desviar el agua hacia la entrada sur. Con unas cubetas comenzaron a desalojar el charco que se había formado.

“Ya habíamos inspeccionado la zona del pasaje y no había entrado agua. Mientras un grupo continuaba desalojando el agua procedí a inspeccionar el pasaje hasta cuando me percaté de la presencia de agua en el lugar. Fue cuando me di cuenta que el nivel freático se había elevado de tal manera que el agua salía del pasaje. En ese momento no lo entendí bien, sino hasta más tarde, que en ese momento el lugar donde estaban los niños debería de estar inundado, ya que la parte más lejana a la que habíamos llegado se encontraba como a 1-2mts”.

Aunado al agua que caía debido a la lluvia, rápidamente alcanzo las rodillas de los rescatistas que decidió salir, ya que nada podían hacer.

En cuestión de 1hr el agua inundó totalmente la cueva tapando la entrada principal.

Mientras todo esto sucedía, un elemento de la Policía Sectorial quien es oriundo y conoce el dialecto tzeltal pasó la información al puesto de mando, ya que la comunidad estaba preparando “algo” contra el grupo de rescate.

“Su intención era secuestrar a 1 o 2 de los rescatistas y mantenerlos hasta que sacáramos con vida a los niños. Ante esta noticia, la Policía Sectorial nos sugirió enérgicamente que todos abandonáramos el área”, relató Antonio Aguirre.

A pesar de los esfuerzos de los especialistas de varias corporaciones de diversos estados: Protección civil, topos, bomberos, espeleólogos. Cruz Roja. CRED, SSP, PEMEX, el rescate no se logró.

Al amanecer ya no se volvieron a escuchar las voces de los niños. Dos días después se efectuaron las ceremonias religiosas para pedir por el descanso de sus almas.

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