PIEDRAS NEGRAS, COAH. – Entre aguas negras, calles intransitables, montones de basura y la indiferencia oficial, sobreviven los habitantes de la colonia Don Antonio, uno de los sectores más ignorados por el Gobierno Municipal de Piedras Negras, que encabeza Jacobo Rodríguez.
Durante un recorrido por la zona, vecinos denunciaron un cúmulo de problemáticas que, lejos de ser atendidas, se agravan con el paso de los días ante la total omisión de las autoridades locales.
Uno de los puntos más críticos se encuentra sobre la calle San Juan de Sabinas, en su cruce con Fundadores, donde el drenaje colapsado mantiene en constante flujo aguas negras que brotan a la superficie, formando charcos pestilentes y convirtiendo la vialidad en un foco de infección permanente.
"Todos tratamos de sacarle la vuelta porque está muy feo ahí. Sí quisiéramos que pusieran atención en eso, pero ni han venido", lamentó una vecina que prefirió mantenerse en el anonimato por temor a represalias. Una frase que resume el sentimiento generalizado de abandono institucional.
A esta situación se suma el severo deterioro de las calles: el pavimento está destruido, plagado de baches profundos que convierten cada trayecto en un desafío para los vehículos y un riesgo para los peatones.
De acuerdo con los testimonios recogidos, los daños se intensificaron tras las lluvias recientes, pero ni siquiera eso ha motivado al gobierno municipal a intervenir.
En otro punto crítico, en el cruce de Paisanos y Antonio Anaya, una tapa de drenaje rota representa una trampa peligrosa. Los vecinos temen que, en cualquier momento, un niño, un adulto mayor o un vehículo sufra un accidente. La estructura está visiblemente fracturada, y aunque ha sido reportada, sigue sin reparación.
"La hemos señalado, hemos llamado, pero nadie viene. ¿Qué esperan? ¿Que alguien se lastime?", cuestionó con indignación un habitante del sector.
Como si las aguas negras y las calles destruidas no fueran suficientes, la colonia también padece por la falta de limpieza urbana. Vecinos apuntaron directamente al Departamento de Ecología e Imagen Urbana, al que acusan de ignorar sistemáticamente los puntos críticos de la colonia, donde la basura se acumula sin control.
Uno de estos sitios está ubicado en Antonio Anaya, media cuadra antes de San Juan de Sabinas, donde colchones, ropa y basura obstruyen por completo la banqueta, sin que el camión recolector haya pasado en semanas.
El otro, por la calle Conquistadores, a espaldas de una cancha de basquetbol, se ha convertido en un auténtico vertedero a cielo abierto.
"Aquí ya ni los niños pueden jugar tranquilos, el mal olor es diario, y nadie hace nada", denunció una madre de familia.
Otro reclamo constante es la instalación de topes sobre la calle Antonio Anaya. Los vecinos aseguran que los vehículos circulan a gran velocidad sin respetar los señalamientos, poniendo en riesgo la vida de los niños que juegan en la calle y de los peatones en general.
A pesar de haber hecho la petición en múltiples ocasiones, no han recibido respuesta alguna.
"Ya lo hemos pedido bastante, pero no han venido a hacer nada. Parece que tenemos que esperar una tragedia para que nos hagan caso", concluyó una vecina visiblemente frustrada.
Lo que ocurre en la colonia Don Antonio no es un caso aislado, sino parte de una problemática estructural que refleja la falta de planificación, compromiso y voluntad del gobierno encabezado por Jacobo Rodríguez.
Mientras el alcalde se la pasa peleando con otros funcionarios, en las colonias los ciudadanos enfrentan el abandono, la insalubridad y la inseguridad vial como parte de su vida diaria.
La ausencia del gobierno municipal no solo es evidente, sino alarmante. Las promesas de transformación y desarrollo quedan sepultadas bajo el lodo de las calles rotas, el apeste de las aguas negras y el silencio institucional que ya es costumbre en esta administración.
Vecinos de Don Antonio exigen más que promesas: exigen resultados. Porque la dignidad también se defiende desde las colonias, aunque el gobierno insista en no mirar hacia ellas.
