Fue vendedor de paletas y de periódico, trabajó en un taller mecánico y estuvo a punto de convertirse en veterinario, pero el destino lo encaminó al deporte. Martín, ha dejado huella por su paso no solo como entrenador de futbol sino como amigo de muchos jóvenes que hoy son hombres y mujeres de bien.
El profesor José Martín Reyes Martínez, nació el 2 de julio de 1965, en Monclova, Coahuila. Desde pequeño tuvo que trabajar para apoyar a sus papás Inocencia y Ramiro (+), toda su infancia y juventud estuvieron llena de responsabilidades.
Recuerda, que uno de los trabajos más divertidos fue desarmar motores de automóviles en un taller. A penas tenía 11 años, su labor era limpiarlos y acomodar las piezas, pero el problema era al momento de armarlos.
También a esa edad, se convenció de estudiar veterinaria. Varias de sus mascotas morían, en su mayoría perros, incluso en sus brazos, y sentía impotencia de no saber cómo ayudarlos. Fue entonces, que descubrió su misión; salvar vidas.
UNA DECISIÓN QUE CAMBIÓ SU VIDA
Cuando tuvo la edad emigró a Cuatro Ciénegas para estudiar en el CBTA 22, que tenía una carrera a fin a veterinaria. En esta época, ya jugaba futbol y figuró con el equipo de la Obrera en Monclova, y no dudó en enlistarse con la escuela y se convirtió en un artillero letal.
Un día, su padre lo regañó porque se la pasaba jugando futbol, prácticamente este deporte y las Águilas del América son su vida y a la postre marcó una decisión.
Al terminar sus estudios, emigró a Monterrey, Nuevo León para inscribirse en la Facultad de Veterinaria de la UANL, sin embargo, se le olvidó un documento y no lo pudo hacer.
Decepcionado salió de la Facultad, en ese momento recordó uno de los tantos regaños de su padre y decidió inscribirse en la Facultad de Organización Deportiva.
A su regreso a casa, su padre lo volvió regañar y lo sentenció, que solo tenía una oportunidad.
ENTRENADOR DE NATACIÓN Y FUTBOL
Los cursos de verano en la Alberca de AHMSA fue su primer trabajo, cuando todavía era estudiante de FOD en la UANL.
Gracias a la invitación de varios maestros, consiguió el trabajo y aparte de dar clases a los empleados, también formó un equipo representativo con los hijos de los mismos. Así, se mantuvo durante 7 veranos.
Al terminar, su carrera en Monterrey se convirtió en entrenador de futbol en la Academia oficial de Tigres en las categorías infantil. También, estuvo en Santo Domingo, Santander y en la Universidad Regiomontana hasta que un día decidió regresar a Monclova.
TODA UNA VIDA EN LA SALLE
Fue en septiembre de 1991 cuando comenzó su trayectoria como entrenador deportivo en el Colegio La Salle de Monclova, que duró 23 años.
Los primeros 6 meses se encargó del equipo de voleibol y después se convirtió en entrenador desde la categoría biberón hasta la juvenil “C”.
“Fue toda una vida, recuerdo a grandes jugadores como a Junior, Cristian Castro, los cuates Jamín, Mena, Alejo Pérez, Néstor Gallegos, entre muchos más. Era una buena camada de jugadores y prácticamente ganamos todo”, explicó.
Durante este tiempo, logró 10 campeonatos consecutivos en la Liga de Barrios en la categoría Cascarón, y por si fuera poco obtuvo un tercer lugar en el Nacional de Federación en los Mochis, Sinaloa.
Mientras en los Juegos Lasallistas ganó en diversas categorías en las sedes de Guadalajara, Monterrey, Matamoros, Chihuahua, Durango y por supuesto Monclova.
Su ciclo como lasallista terminó en el 2014 tras recibir más horas en el sistema educativo público.
SU LEGADO EN LA TÉCNICA 29
A la par con La Salle, se ganó la oportunidad de trabajar en 1992 en la Secundaria Técnica 29, ubicada en el Sector Oriente de Monclova.
En un principio, tenía horas de educación física y apoyaba a los equipos de futbol varonil. Tres años más tarde promovió este deporte entre las mujeres y los resultados fueron sorprendentes.
Con un puñado de alumnas armó un equipo fuerte y unido, fue la generación del 95, jugaban contra preparatorias como fogueo.
“Teníamos muy buenas jugadoras. De aquella generación estaba Alejandra Carrillo, Marta Rodríguez y Rosario Santana. En la década de los 2000 tuvimos a Jennifer Flores, Salma Montoya y Nayla Torres”, indicó.
Por tres años ganaron la Copa Coca Cola en su etapa municipal, y jugaron dos finales estatales contra el Colegio Británico de Torreón. Y en el proceso de Olimpiada Nacional, fueron la base, de la Selección Coahuila que clasificó al Nacional en un hecho histórico en 1998.
Para el 2000, lograron el tercer lugar nacional en los Juegos Populares de Oaxtepec, Morelos y el cuarto en Acapulco 2017.
También han participado en la Copa Telmex logrando avanzar al nacional en el 2018 en la categoría Juvenil “A” y en el 2019 en la “B”, ambos torneos se llevaron a cabo en Toluca, Estado de México.
Hasta el momento sigue, promoviendo el futbol femenil en esta institución.
SEGUIMIENTO A LAS JUGADORAS
Desde hace 4 años, trabaja en el COBAC “Carmen Elizondo” y le da seguimiento a las futbolistas, egresadas de la 29 y otras secundarias del sector oriente de Monclova.
Entre sus logros, cuenta con 2 campeonatos en el Inter COBAC y uno estatal en el 2019, y en este año estaba en el proceso, sin embargo, ante la Pandemia todo se suspendió.
“TODOS SON BUENAS PERSONAS”
Durante este tiempo, la mayor satisfacción es encontrarse con sus exalumnos, que la mayoría son profesionistas, pero sobre todo personas de bien.
“El futbol los ayuda a desarrollarse, a distraerse de los problemas o situaciones en casa. En su época son juguetones o rebeldes, pero ahora verlos como hombres y mujeres de bien, es lo mejor”, declaró.
Su reto principal es mantenerse activo para guiar a más jóvenes por el buen camino a través del futbol. Mientras tanto disfruta a su familia; Elda Lucio Dávila, esposa; y sus hijos Cindy, Ricardo y Andrés.