Quizá el objetivo final no se haya alcanzado, pero para Manny Barreda, el estelar lanzador de los Toros de Tijuana de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB), los años que pasó en Ligas Menores en la lucha por completar su sueño de jugar en Grandes Ligas, forman uno de los mejores capítulos de su vida, con recuerdos y experiencias que con gusto volvería a vivir.
El derecho nació en Sahuarita, Arizona y a los 19 años inició su carrera en la pelota profesional al ser tomado por Yankees de Nueva York en la ronda doce del Draft del 2007.
Su paso en las sucursales de Yankees fue muy importante para el pelotero que hoy es en LMB y LMP.
En 2010 fue ascendido a la sucursal Clase A, donde coincidió con el arribo al equipo de un joven de 17 años de nombre Gary Sánchez, quien fue su compañero en Staten Island y también con River Dogs de Charleston, otra sucursal de los “Bombarderos del Bronx” de categoría A.
“Gary Sánchez: me tocó vivir con él una temporada entera, me acuerdo que él era el más chico del departamento y yo de los más grandes de edad, entonces me decían que lo cuidara, pero ¿cómo? si él era la estrella y al final de cuentas él iba a hacer lo que quisiera, pero me decían ‘Cuida a Gary que no tome mucha soda, que no consuma mucha comida chatarra’, pero pues yo que le podía decir”, explicó.
Dellin Betances fue otro pelotero que fue compañero de cuarto de Manny Barreda y un año después alcanzó las Grandes Ligas para jugar ocho campañas con Yankees, antes de ser canjeado a Mets de Nueva York apenas al final de la campaña 2019.
Barreda se mantuvo luchando en la organización de Yankees hasta el 2013, para luego pasar a Cerveceros de Milwaukee donde jugó en nivel AA con Shuckers de Biloxi en 2015, una escuadra en la que también militaron jóvenes que ahora brillan en la “Gran Carpa” como Josh Hader y Orlando Arcia.