La campeona del mundo Jennifer Hermoso reiteró ante un juez que el beso forzado que recibió del entonces presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, no fue "en ningún momento consentido" y que después sufrió presiones para salir en su defensa.
La internacional, que acaba de fichar por Tigres Femenil, llegó a la Audiencia Nacional, en Madrid, con un largo abrigo gris. Sonriente, hizo un breve gesto de saludo a la prensa congregada frente al edificio.
Prevista inicialmente para el 28 de noviembre, la esperada declaración de Hermoso, que denunció a Rubiales en septiembre por el beso forzado que le dio tras la victoria de España en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda en agosto, fue retrasada por cuestiones de agenda.
Ya todo queda en manos de la justicia y hasta aquí puedo decir", afirmó la jugadora a la prensa al salir del tribunal.
Ante el juez que investiga el caso, Hermoso reiteró que el beso fue "inesperado" y "en ningún momento consentido", según informaron fuentes judiciales.
La jugadora indicó igualmente que sufrió un "atosigamiento constante" de Rubiales y su entorno en los días posteriores, lo que "alteró su vida normal, produciéndole una situación de desasosiego y tristeza", de acuerdo con la misma fuente.
El juez Francisco de Jorge abrió una investigación en septiembre contra Rubiales por los presuntos delitos de "agresión sexual" y "coacciones", también por las supuestas presiones a Hermoso y su entorno.
Poco después, el magistrado citó al exdirigente declarar como investigado y le impuso como medida cautelar la prohibición de acercarse a menos de 200 metros de la jugadora.
Otras tres personas -entre ellos el exseleccionador de la Roja femenina, Jorge Vilda-, también están siendo investigados por las supuestas presiones.
Tras una reciente reforma del Código Penal español, un beso no consentido puede ser considerado como una agresión sexual, categoría penal que agrupa todos los tipos de violencia sexual. Según fuentes de la Fiscalía, las penas a las que podría exponerse Rubiales van desde una multa hasta los cuatro años de prisión.
La conducta del por entonces presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) el 20 de agosto en el estadio de Sídney provocó una ola de indignación internacional.
Rubiales, de 46 años, rechazó en un primer momento dimitir por lo que aseguró que había sido un beso "consentido", y cargó en un polémico discurso cinco días más tarde contra un supuesto "falso feminismo", asegurando que tenía la autorización de la jugadora para besarla.
Una versión desmentida poco después por Jennifer Hermoso que afirmó haberse sentido "vulnerable y víctima de una agresión" cuando recibió el beso, que a su juicio se trató de "un acto impulsivo, machista, fuera de lugar y sin ningún tipo de consentimiento".
Bajo presión, Rubiales acabó dimitiendo el 10 de septiembre, lamentando ser víctima de una campaña "desproporcionada". Más tarde fue suspendido por tres años de toda actividad ligada al futbol por la FIFA, una decisión que anunció que apelará.
Jennifer Hermoso, de 33 años, se convirtió a su pesar en un símbolo de la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres y fue elegida mujer del año 2023 de la edición española de la revista estadunidense GQ.