Barcelona e Inter protagonizaron un enfrentamiento digno de una final anticipada, dejando la eliminatoria abierta tras un vertiginoso empate 3-3 que tuvo de todo: goles, lesiones, giros inesperados y momentos de inspiración que pusieron a prueba el corazón de sus aficiones.
El conjunto italiano se adelantó con autoridad en el Estadio de Montjuïc, aprovechando la desconexión inicial del Barça. En apenas 21 minutos, los de Simone Inzaghi ya estaban dos goles arriba, gracias a un gol relámpago de Thuram a los 36 segundos y una presión controlada que descolocó al equipo local.
Pero cuando todo parecía sentenciado, emergió la figura de Lamine Yamal para cambiar el guion. El joven talento catalán no solo acortó distancias con un disparo brillante, sino que contagió de energía a sus compañeros y encendió a una grada dormida. Ferran Torres igualó más tarde, justo antes de un descanso marcado por la lesión de Koundé y un dominio que no se pudo traducir en remontada.
Ya en la segunda mitad, el Inter mostró una cara más decidida. Pese a la baja de Lautaro Martínez, Dumfries volvió a silenciar Montjuïc con un gol que parecía definitivo. Sin embargo, Raphinha respondió casi de inmediato con un remate potente que Sommer no logró contener, sellando el definitivo 3-3.
La resolución de esta serie quedará en manos del partido de vuelta en San Siro, donde ninguno de los dos equipos parte con ventaja clara. El Inter, más sereno y táctico; el Barça, impulsivo y valiente. Todo está por escribirse en Milán.