El legado que dejó Tomás Martell Aguirre en el béisbol del Norte de México sigue brillando a pesar de su ausencia. Al "Gigante de La Joya", quien falleció un día como hoy hace 23 años, le siguen recordando familiares, amigos y aficionados de la vieja guardia.
El 17 de octubre es una fecha especial para la familia Martell y la comunidad beisbolera de la región, por el aniversario luctuoso del célebre beisbolista lagunero que escribió su nombre con letras de oro en los libros históricos de la pelota.
Nacido en Torreón, Martell Aguirre fue un nómada del béisbol mexicano. En el béisbol de verano defendió las camisolas de Diablos Rojos y Tecolotes, mientras que en otros circuitos jugó para equipos de Durango, Coahuila, Sonora, Veracruz, Tamaulipas, Campeche y Texas, hasta que en 1964 llegó a Monclova por invitación de don Salvador Benavides, quien le delegó la responsabilidad de dirigir a los Siderúrgicos.
A don Tomás le tomó poco tiempo forjar un legado en la pelota monclovense. Con la "Ola de Acero", en 1965 logró su primer título en Liga de Béisbol del Norte de Coahuila, al cual se unieron los campeonatos de las temporadas de 1966 y 1967, para gestar una proeza que sigue vigente.
Junto a beisbolistas como Raúl Fraire, Mario Gómez, Rodolfo Machado, Roberto Contreras, Roberto Moreno, Alfonso Carrillo, José Arceo, Lázaro Cárdenas, Julián Rivera, Juan Vázquez, Fidencio Flores y Dolores Díaz, Martell Aguirre conformó un equipo que marcó época con un tricampeonato que no ha vuelto a repetirse en el circuito coahuilense.
Tras su retiro del béisbol profesional, Tomás Martell y su familia eligieron a Monclova como su hogar. El lagunero llegó a desempeñarse como coach con Acereros en Liga Mexicana de Béisbol y Mineros de Coahuila. A la vez que continuó muy activo en el deporte local, destacando en la promoción del béisbol infantil, y formó parte de la fuerza laborar de AHMSA dentro del departamento de Laminación en Frío.