Además, considera que las comunidades son la mejor forma de llegar a las personas con VIH, pero actualmente los recursos internacionales destinados a las organizaciones lideradas por la comunidad son cada vez menores, y los mecanismos nacionales de financiación a menudo resultan insuficientes.
En este contexto -añadió-, se reitera la necesidad de medidas y lineamientos para que las organizaciones de la sociedad civil implementen proyectos de prevención, detección y acompañamiento, poniendo en el centro de la respuesta del VIH a los derechos humanos, con un enfoque de interculturalidad, salud integral y perspectiva de género.
Reconocer el trabajo que realizan las personas y organizaciones con amplia experiencia en el tema, “sin duda permitiría alcanzar mejores resultados en las acciones dirigidas al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible instaurados por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo”.
En particular -continuó-, el objetivo el denominado “Salud y Bienestar” que busca erradicar la epidemia para 2030 y la estrategia “90-90-90” emprendida por ONUSIDA con metas globales para 2020 y 2030 establecidas para que el 90 por ciento de las personas con VIH conozca su diagnóstico, a su vez, que el 90 por ciento de éstas reciban tratamiento antirretroviral y que el 90 por ciento logre la supresión viral.