Frases como “le dio diabetes del coraje” o “se le subió el azúcar del susto” son comunes en muchas culturas de América Latina, pero ¿qué tan ciertas son?
Primero, es importante entender que existen principalmente dos tipos de diabetes:
Tipo 1: Es una enfermedad autoinmune que suele diagnosticarse en la infancia o adolescencia. El propio cuerpo destruye las células del páncreas encargadas de producir insulina, y no está relacionada con el estilo de vida.
Tipo 2: Es la forma más frecuente y se desarrolla principalmente en la edad adulta. Está asociada con factores como obesidad, sedentarismo, mala alimentación y antecedentes familiares.
Además, existe la diabetes gestacional, que aparece durante el embarazo y, aunque puede desaparecer tras el parto, incrementa el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en el futuro.
¿Puede un susto causar diabetes?
La respuesta es no: un susto por sí solo no provoca diabetes. Esta creencia se origina en un malentendido del funcionamiento del cuerpo. Ante un susto o una situación de estrés intenso, el organismo libera hormonas como la adrenalina y el cortisol, que elevan temporalmente los niveles de glucosa en sangre para activar la llamada “respuesta de lucha o huida”.
Este aumento de azúcar es real, pero transitorio. En personas sanas, la insulina regula rápidamente estos niveles. Sin embargo, en personas con predisposición genética o resistencia a la insulina —una condición que muchas veces no presenta síntomas—, un episodio de estrés podría coincidir con la manifestación o el diagnóstico de la enfermedad.
Por eso, algunas personas creen que un susto fue la causa de la diabetes, cuando en realidad la enfermedad ya se estaba desarrollando silenciosamente desde antes