En 1928, el doctor Alejandro Fleming descubría por error el primer antibiótico de la historia: la penicilina. La Medicina dio un giro de 180° con este gran descubrimiento. La calidad de vida aumentaba, al igual que la esperanza de vida. Sin duda las muertes disminuyeron con este gran descubrimiento.
Actualmente, la salud pública se está enfrentado a una crisis, la cual es ocasionada por la resistencia bacteriana, dada por múltiples factores, siendo ellos: el uso indiscriminado y/o inadecuado de antibióticos, y en menor medida el proceso natural e inevitable de la bacteria a generar resistencia.
Sucede que en la consulta se exige el antibiótico al médico, creen que el uso de antibióticos es necesario para cualquier malestar. En la consulta diaria, tras revisar a un paciente y prescribirle lo necesario para su padecimiento, este mira la recete, realiza la pregunta que todos los médicos odiamos: ¿No me va a dar antibiótico?
Existen otras situaciones, aquella en la que sobra antibiótico de un paciente, y se aprovecha para que se autorecete en otra persona sin prescripción médica y sin tener uso de razón del mismo.
La literatura médica menciona que Alexander Fleming advirtió en una entrevista para el New York Times que el uso excesivo de la penicilina ocasionaría la selección de bacterias resistentes. Esto es decir, que mata a las bacterias sensibles, pero deja vivas a las resistentes y estas crecen y se reproducen. Esto es posible frenar con el uso adecuado de los antibióticos.
Cada vez que usted enferme acuda con un profesional, este sabrá si es necesario el uso de antibiótico. También debe respetar la dosis, y los días que el médico le prescribe. Ya que algunos son por 7 o 10 días, y usted solo se administra tres días porque ya se siente mejor. Cada posología y nosología, es decir qué medicamento y cuánto de cada medicamento debe de ministrarse; han sido estudiadas y comprobada su eficacia. NO MODIFIQUE lo que el médico le prescribe.
Menciona el Dr. León Rosales, si bien la causa original de la resistencia es intrínseca a la evolución bacteriana en el mundo, es un hecho que el uso indiscriminado y/o inadecuado amplifica y acelera este proceso.
Es bien sabido que las grandes empresas farmacéuticas realizan investigación para la innovación de los antibióticos, que ya tenemos de segunda, tercera y hasta cuarta generación, cada una de ellas específica para ciertas bacterias. Y también es sabido que no por ser un medicamento de cuarta generación es ideal para una simple infección. Por lo cual tal antibiótico debe corresponder a la infección presentada.
No por ser el medicamento más caro significa que sea el mejor para su padecimiento. Las industrias farmacéuticas trabajan a marchas forzadas para estar a nivel de las bacterias resistentes, pero no han podido superar a estas. Es importante que tengamos en mente que el uso indiscriminado y/o inadecuado de los antibióticos atenta contra nuestra salud, y con la salud de la población en general.
La OMS, nos refiere que la resistencia a los antibióticos es hoy una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo. Cada vez es mayor el número de infecciones por ejemplo, neumonía, tuberculosis, gonorrea y salmonelosis cuyo tratamiento se vuelve más difícil debido a la pérdida de eficacia de los antibióticos.
En las políticas públicas en salud, hace años se realizó la venta de antibióticos, única y exclusivamente con receta. Al ministrarse antibióticos conseguidos de manera clandestina y/o sin prescripción médica: está atentando contra su salud.
Es muy importante que no se autorecete medicamentos, especialmente antibióticos ya que puede enmascarar la enfermedad y complicarse, incluso llegar a la muerte.
Acuda a un médico especialista cada vez que usted presente molestias, y lo más pronto posible, no espere a que el cuadro clínico se complique. Han pasado situaciones que un día marca la diferencia para salvar una vida, no llegue en el último instante para solicitar ayuda de un profesional.
Recuerde los antibióticos es lo único que contamos para las infecciones bacterianas, úselos a conciencia, no exija, no se autorecete.
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