Muchos fueron los vecinos que coincidieron con esta versión, en la que el sujeto se dedicaba a realizar rituales y también fungía como encargado del cementerio, y por consiguiente podía tener copias de las llaves y el conocimiento necesario para ingresar el campo santo a voluntad.
Ciro era apenas un bebé cuando enfermó de neumonía y murió a tan sólo una semana antes de navidad, y su cuerpo no fue encontrado en la construcción individual de su tumba sino tan sólo el ataúd vacío y forzado a golpes macizos, según relata en su noticia el portal Tribu Magazine.
El sujeto fue detenido poco tiempo después, y fue identificado como Carlos López de 48 años, y su aprehensión pudo ser posible gracias a un allanamiento a su domicilio, y que en el cual se hallaron ciertas herramientas para la manipulación de ataúdes.
A tan poco tiempo atrás como el mes de marzo pasado, López era el encargado del cementerio pero cuando se descubrió que el nene que apareció mutilado en el arroyo La Totora había sido robado de su tumba, el Municipio lo pasó a un corralón.
En ese momento, la Policía montó un operativo para dar con los responsables del hecho ya que se creía que era una labor que reuqería de un conjunto de individuos y de esa manera resultaría, siendo dos los responsables.
El primero fue en la casa del principal sospechoso, ubicada en calle Córdoba al 350, y el otro en casa de su mamá, con quien realizaría rituales de veneración a la Santa Muerte.
En el lugar secuestraron un rosario, un destornillador, una llave francesa, seis llaves de tuerca, una pinza y un juego de llaves.
Asimismo, en su auto se encontró un tornillo similar a los utilizados para sellar ataúdes, una llave cruz y tres celulares.
Tras se detenido, el hombre fue trasladado a la Unidad Penitenciaria 44, quedando a disposición de la UFI Descentralizada de Miramar.
