Con profundo pesar, la comunidad de comunicadores y amigos lamenta la partida de Jorge Alberto Velazco Díaz, quien fue llamado a su descanso eterno por el Creador a la edad de 77 años. Su ausencia deja un vacío imborrable pero su legado perdurará por siempre en la memoria de quienes tuvieron el privilegio de conocerlo.
Jorge, más que un brillante fotorreportero de medios de comunicación, fue un ser humano excepcional que irradiaba un carisma inigualable. Su trayectoria profesional fue tan diversa como su personalidad encantadora. Desde sus primeros trabajos en una universidad hasta su labor en el Gobierno del Estado y la presidencia municipal, y finalmente en nuestra casa editorial, Periódico La Voz, donde dedicó sus últimos años de trabajo hasta su merecida jubilación.
Su esposa, Thelma Graciela Segura Medina, comparte con nosotros el retrato de un hombre dicharachero, amiguero y servicial. Un apasionado de la música de Alberto Vázquez y Elvis Presley, y un verdadero gozador que encontraba placer en cada bocado y siempre elogiaba la comida con entusiasmo contagioso.
La historia de amor entre Jorge y Thelma es una narrativa de encuentros fortuitos y destino inevitable. Fue en un tropiezo casual donde el amor floreció, y desde entonces, durante 56 años, su vínculo resistió las pruebas del tiempo. Thelma recuerda con cariño el momento en que sus vidas se entrelazaron, un instante que selló un amor destinado a perdurar más allá de la vida terrenal.
Juntos, Jorge y Thelma compartieron una vida de aventuras, viajando por el mundo y enfrentando juntos los desafíos que la vida les presentaba. Su unión fue un ejemplo de complicidad y apoyo mutuo, superando juntos los obstáculos y celebrando cada triunfo como equipo.
Los amigos y colegas de Jorge lo recuerdan como el mejor amigo, siempre dispuesto a ayudar y con una sonrisa contagiosa que iluminaba cualquier habitación. Su partida deja un hueco pero su espíritu vivirá en los corazones de quienes lo conocieron para siempre.
Jorge, además de su pasión por el periodismo, también era un orgulloso Mason, transmitiendo sus valores a sus hijos Jorge Antonio y Verónica Victoria. Su legado trasciende las páginas de los periódicos y se refleja en las vidas que tocó con su generosidad y amabilidad.
A pesar de los momentos difíciles, Jorge y Thelma enfrentaron juntos cada desafío, demostrando que el verdadero amor todo lo puede.
Hoy despedimos a Jorge con tristeza pero también con gratitud por haber compartido su luz con nosotros. Que descanse en paz, sabiendo que su recuerdo perdurará en quienes lo conocimos y amamos.
