Karina estaba llena de rabia porque El Mero la había cortada y ¡por teléfono! Buscaba en su mente quién sería la nueva novia. De inmediato hizo una lista de las chicas más guapas que conocía y su posible rival de amores.
-Laura...no, ella es mi amiga.
-Lulú…pero anda con Javier, además ya está embarazada.
-Malú...no, ella es media rara con los hombres.
-Cocó…no, esa anda con Sebastián.
-Xóchitl...puede ser, ella es muy bonita, pero tiene un hermano muy agresivo y no le tiene miedo a El Mero.
Elda...a lo mejor, pero ella odia a El Mero.
Luz...no, esa no puede ser.
No podía dejar de pensar quién sería la novia de El Mero. Pensó que podría ser una chica de otra colonia o quizá se trataba de una chava que conoció en un antro, pero también podría ser que no existiera ninguna rival y que su novio estaba ocupado y se molestó con ella.
Al tercer día del cortón Karina decidió ir a la casa de El Mero. Iba dispuesta a sacarle el nombre de su nueva novia y a pedirle que volvieran a ser novios.
Tocó el timbre. Salió la mamá de El Mero y le explicó que su hijo no estaba porque se fue a la casa de una muchacha a comprar unas empanadas para una fiesta que iba a hacer en un taller mecánico.
La señora no sabía el nombre de la vendedora de empanadas, la verdad, es que no le interesaba las actividades de su hijo porque sabía que andaba con malas compañías y en malos pasos.
Desconsolada regresó a su casa. Lloró como cualquier chica que perdió a su novio.
Aunque le gustaba todas las cosas materiales que le daba El Mero, lo que más le gustaba era esa sensación de ser la chica del jefe, el caminar con seguridad por las calles de la colonia San Joaquín, respetada por los otros pandilleros que sólo le enviaban piropos a distancia.
Nunca le faltó pretendientes, pero desaparecían cuando sabían que era la novia de El Mero. César un día la invitó al cine, pero fue golpeado por unos "desconocidos". Todos sabían porque fue agredido. Claro que no fueron al cine.
De un día para otro se le acabó la vida, aunque sólo tenía 15 años. De ser una chica con poder se convirtió en una más de la colonia. Lo que odiaba era ser llamada la "ex" de El Mero.
Llegó el sábado y con ilusión se alistó a esperar a su novio, porque todavía lo llamaba como su novio, pero sucedió que nunca llegó.
El domingo fue muy temprano a la casa de El Mero. Sabía que iba a estar en su casa porque disfrutaba de las fiebres del sábado por la noche, con una cruda salió a recibir a su ex novia.
-Qué onda tú.
-Fernando, perdóname, volvamos a ser como antes.
-No, para qué.
-Ándale. Prometo portarme bien, ya no te voy a gritar.
-Ya te dije que no. Además porque vienes a mi casa sin avisar y es muy temprano todavía.
-Ya sé, pero es que quería verte.
-Pues ya me viste, porque me voy a regresar a dormir.
-No seas así, yo te quiero mucho.
-Pues ya no me quieras tanto.
-Ándale.
-Vete.
Karina convirtió su tristeza en odio. No podía ser despreciada después de que ella despreció a mucha gente cuando podía hacer lo que quería en la colonia. No quería salir a la calle porque ahora nadie la respetaba y los sábados se volvieron unos aburridos días de encierro en su casa.
En su mente se fijó la idea de la venganza contra El Mero y la mujer que le quitó a su novio.
Lo decidió. Iba a delatar a El Mero con la policía.
Continuará mañana...
