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Coahuila

Colonia Obrera; el renacer del Fénix

Mónica Meza
Por Mónica Meza - 12 julio, 2018 - 02:05 a.m.
Colonia Obrera; el renacer del Fénix

Una de las primeras colonias en la ciudad fue la Obrera, lo que ahora conocemos como “La capital del Acero” fue enormemente afortunada cuando el ingeniero Harold R. Pape y su esposa Susan Lou Pape, arrancaron un proyecto que para muchos parecía ser aventurado y loco.

Con mucha fe y poco dinero, ese hombre visionario de extraordinaria inteligencia fundó en 1942 Altos Hornos de México, grandes chimeneas industriales, viejos vagones de ferrocarril, calles llenas de polvo y sin pavimento eran la primera impresión de las instalaciones del alto horno y de la ciudad.

La década de los 40 empezaba con optimismo, había mucho trabajo, familias de otras ciudades y de pueblos cercanos que decidieron emigrar a la que parecía ser la tierra prometida.

Ese hombre visionario de extraordinaria inteligencia fundó en 1942 Altos Hornos de México.

Los obreros de casco y viandas, orgullosos lucían en el cinto la ficha con el número que les correspondía, los jefes e ingenieros vestían ropa de color “caqui” y todos portaban zapatos de seguridad.

Monclova tenía 7 mil 500 habitantes, se cubrían las necesidades primordiales pero luego de la llegada de tanta gente, surgieron problemas como la falta de viviendas, escuelas, hospitales, iglesias y más.

Se va creando una necesidad urgente e imperiosa, comienzan las luchas sindicales y en 1951 a consecuencia de una revisión de Contrato Colectivo de Trabajo se aprobó la construcción de 100 viviendas para los obreros, es la colonia AHMSA, así nació lo que actualmente es la colonia Obrera.

Llegó la luz eléctrica, agua entubada, teléfono, radio, noticias diarias, Monclova dejaba de ser un pueblo olvidado y soñoliento, despertaba de su letargo para convertirse en una ciudad.

Años después, en la década de los 60’s se construyeron las colonias Guadalupe, Guadalupe AHMSA en donde vivían los ingenieros que trabajaban en la acerera, para los obreros siguió la construcción de hogares en Obrera Norte y Obrera Sur, mismas que fueron hechas con techado de madera y lámina, muy resistentes.

En aquellos tiempos se pagaba un peso por un jornal, que eran 8 o más horas de trabajo, era bien pagado, AHMSA empezó a pagar 2 pesos por jornada de 8 horas, trabajadores de otros lugares como Castaños se trasladaban a pie hasta la empresa para empezar a trabajar a las 7:00 de la mañana.

En la década de los 60’s, el matrimonio de Juan Valdés y Marina Rodríguez originarios de Zaragoza Coahuila, llegaron a la ciudad en busca de mejores condiciones de vida, les otorgaron una vivienda en este sector.

Sus hijos, los hermanos Máximo y Pedro Valadez Rodríguez recuerdan cuando llegaron a su nuevo hogar, en la mesa de mármol aún estaban las virutas de madera donde habían cepillado las puertas, olía a madera fresca, olía a felicidad.

“Nunca se llovió, se hicieron con madera y una lámina tremenda, viviendas de este tipo aún se conservan y en buen estado”, señala Máximo Valadez.

Pedro tenía 12 años y Máximo 9, se acomodaron en la escuela Cuauhtémoc que era la única que había.

El padre José Luis Dávila dio grandes beneficios espirituales a toda la comunidad.

“Aquí en los prados jugábamos, corríamos en el área verde, no había cerca en AHMSA, había llanos para jugar futbol y beisbol, en el área verde jugábamos al marrano ensebado y andábamos todos los chiquillos corriendo de tras del marrano porque el que lo pescara era el que ganaba”, recordó Máximo.

No se puede pasar por alto la ayuda espiritual del padre José Luis Dávila en la entonces capilla San José Obrero que aunque era muy pequeña, dio grandes beneficios espirituales a toda la comunidad.

El tiempo, que nunca se detiene, siguió su marcha, esos niños se hicieron hombres y el destino marcó sus rutas, los hijos de Juan Valdés y Marina Rodríguez; Juan, Lupe, Pedro y Máximo, todos fueron obreros de AHMSA y el trabajo trasciende de generación en generación.

“Aquí nos quedamos, es una industria muy poderosa, que nos dio trabajo a mucha gente de la región, hermanos, hijos, sobrinos y nietos, si volviera a nacer me gustaría volver a ser obrero, un buen trabajo con excelentes prestaciones, vivir aquí es pura felicidad”, señala Máximo Valdez, quien ahora es pensionado.

La colonia Obrera ha dado a la sociedad buenos obreros, buenos profesionistas porque esta linda gente norteña es luchadora en lo que se propone y para muestra están los inicios del crecimiento de Monclova.

Los trabajadores llegaron con hijos, otros nacieron ahí, la Obrera creció hacia el sur y cientos de niños corrían por sus calles, la mayoría estudiaron su primaria en las tres primarias de la colonia, Cuauhtémoc, Adolfo López Mateos y Obrera, además de la secundaria federal número 2.

Ha pasado el tiempo, los que fueron pioneros de la gran acerera, hoy jubilados, miran tranquilos y complacidos las nuevas generaciones que al anuncio del sonido del tren siguen trabajando por su bienestar y por México.

Este sector se distingue por tener excelentes deportistas, sobre todo de futbol, junto a la carretera 57 nacieron los Búfalos de la Obrera, distinguidos por su espíritu de lucha.

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