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Opinión

Edomex: al estilo EPN

Agencia
Por Agencia - 05 febrero, 2017 - 02:50 a.m.

En política, lo que cuentan son los hechos. Y a esos habrá que atenerse ahora que el presidente Enrique Peña y el PRI se jugarán su futuro en las elecciones de junio.

Por supuesto que los dichos importan porque construyen percepciones que pesan en la disputa por el poder.

Pero no hay que perderse en el jaloneo entre discurso y realidad. Lo digo porque somos susceptibles a tomar al pie de la letra historias de acuerdos inconfesables para ajustar el marcador electoral.

Son arreglos que han existido. Como cuando gobernadores del PRI, en 2006, jugaron a favor del panista Felipe Calderón porque el candidato priista Roberto Madrazo se rezagó.

Pero, ojo: aquello fue posible porque, con apoyo del presidente Vicente Fox, el abanderado del PAN logró entusiasmar a indecisos, sumar a la élite empresarial y convertir a Andrés Manuel López Obrador, entonces del PRD, en “un peligro para México”.

No tengo duda de que en 2012 pesó en el saldo a favor del PRI el abandono del presidente Calderón a la candidata Josefina Vázquez Mota.

Claro que el alineamiento en torno a Enrique Peña por parte de funcionarios del gobierno panista también debe entenderse como un mérito del priista.

Porque en las urnas, lo definitivo son los votos. Y resulta soberbio y autoritario pretender que los hilos de la incertidumbre pueden moverse al antojo de alguien, así sea residente de Los Pinos.

Es con esa precaución que deben tomarse las recientes versiones de un acuerdo entre el presidente Peña y la dirigencia panista de Ricardo Anaya para impedir que en el Estado de México gane Morena, el partido de AMLO.

Dicho pacto habría incluido el visto bueno gubernamental a una eventual postulación de Vázquez Mota como abanderada del PAN.

La verdad es que frenar a López Obrador ya fue un propósito que alió a panistas y priistas en varias ocasiones y suena creíble una reedición en tierras mexiquenses.

Lo ingenuo y peligroso es pretender que esos intercambios entre los altos mandos del PRI y del PAN anularán la competencia.

Por el contrario, si algo debemos dar por descontado es que los priistas mexiquenses, con Enrique Peña por delante, pelearán como nunca la permanencia de su partido.

Son los hechos los que muestran que el Presidente va con todo en esa elección y sin conceder espacio a los ajenos a su primer círculo.

De entrada, Peña optó por Alfredo del Mazo Maza, el primo al que hace seis años le pidió disciplina cuando el pragmatismo lo obligó a postular a Eruviel Ávila, quien amagaba con irse a la oposición si perdía la candidatura priista.

La designación presidencial de un integrante de cepa de la familia priista mexiquense, hijo y nieto de dos exgobernadores, dejó en el camino a los prospectos del gobernador: Ana Lilia Herrera, secretaria estatal de Educación, y Carlos Iriarte, dirigente local del PRI.

Así, Peña, con una popularidad por debajo de 20%, rechazó la idea de que el competidor debía ser un perfil lejano a él. Y abandonó el criterio aplicado antes, el de darle mano a los mandatarios estatales para definir el nombre del candidato.

Lo impresionante de la coyuntura mexiquense es que tanto el gobernador Eruviel como los aspirantes asumieron sin chistar el dedazo.

A pesar de esa disciplina, al menos en las formas, ya se prepara un cambio en la presidencia del priismo del Edomex, a donde llegaría Alejandra del Moral a sustituir a Iriarte.

Exalcaldesa de Cuautitlán Izcalli, exdiputada federal, exdirectora de Bansefi, la actual secretaria estatal del Trabajo es ante todo integrante del equipo político del canciller Luis Videragay, el hombre de las mayores confianzas presidenciales.

De concretarse ese relevo, estaríamos ante otra evidencia del control que Peña tendrá en esa disputa.

¿Eso es suficiente para ganar el Estado de México? Obviamente que no. El riesgo de perder ahí en 2017 la expectativa de 2018 es latente.

Si Vázquez Mota acepta la candidatura, el panismo tiene la oportunidad de capitalizar el bono de confianza que los potenciales electores le dan hacia 2018, según encuestas.

Pero con todo y el pacto en Los Pinos, la exabanderada presidencial tendrá que prepararse para una campaña ruda que incluiría al independiente Isidro Pastor y el golpeteo del PRD mexiquense, ambos afines al PRI.

En cuanto a la candidata de Morena, Delfina Gómez, hay factores que podrían transformarla en el fenómeno de la temporada: su biografía —exalcaldesa de Texcoco, maestra de profesión, con cinco años apenas en la vida política— y el efecto AMLO.

Sin embargo, la fragmentación del voto opositor beneficia al PRI y le pone piedras a la alternancia.

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