El dueño de la vivienda dio parte a las autoridades, descubriendo que los restos eran de un perro
El macabro hallazgo de una pequeña osamenta fue descubierto por un vecino de la colonia Leandro Valle, enterrado en su terreno, quien temiendo se tratara de un cadáver de un infante, dio aviso a las autoridades.
Eran cerca de las 11:00 horas de ayer cuando Sergio Romero, propietario de la casa marcada con el número 2100 de la calle Zaragoza, se encontraba cavando un pozo en el patio.
Grande fue la sorpresa del padre de familia cuando al cavar cerca de 30 centímetros de profundidad, extrajo varios huesos pequeños.
“Pensé lo peor, se me vino a la mente que quizá podrían ser huesos de un niño y decidí reportar los hechos a la Policía, para que ellos hicieran los protocolos correspondientes; no quería meterme en problemas” aseguró el dueño del domicilio donde fueron encontrados los restos.
El alarmante reporte movilizó tanto a elementos de la Policía Municipal como a agentes de la Policía Investigadora del Estado, quienes llegaron a la vivienda ubicada entre la avenida Leandro Valle y la calle Juan Tovar Torres.
Fueron los detectives de la Procuraduría General de Justicia del Estado, de la unidad de homicidios, quienes se hicieron cargo del caso.
Al cavar varios centímetros más, los sabuesos de la Policía Investigadora del Estado lograron extraer más huesos, y el cráneo de un perro.
Al verificar que los restos no eran humanos, los detectives se retiraron del lugar y el propietario de la casa se quedó más tranquilo.
“Para haber sido un perro, hicieron el pozo muy hondo, eso fue lo que se me hizo más raro, pero gracias a Dios no eran restos de algún de cristiano” concluyó el dueño de la casa.
