España
se proclamó este domingo y por segunda vez en la historia,
campeona del mundo de
baloncesto en una final en la que siempre fue por delante de Argentina y que concluyó con 20 puntos de ventaja (95-75).
Con un gran trabajo coral defensivo, la selección española consiguió durante gran parte del partido anular el ataque de los argentinos, incapaces de desplegar su poderosa ofensiva.