Así como Jesucristo perdonó a quienes lo habían mandado a la cruz, las personas deben aprender a perdonar de corazón a los demás, sin importar cuál sea la ofensa, ni el agravio para tratar de vivir en paz.
Durante la misa en la iglesia Santiago Apóstol, el Sacerdote dio a conocer que el primer domingo después de Pascua se celebra a la misericordia, lo que debe llevar a las personas a analizarse, pero sobre todo revisar la forma en que están viviendo.
San Juan Pablo II, mediante el decreto de Misericors, el 5 de mayo del 2000, estableció que el segundo domingo de Pascua, también fuera el Domingo de la Divina Misericordia en todo el mundo.
El Sacerdote recordó la resurrección de Jesús, quien tras ser crucificado, superó a la muerte volvió ante sus discípulos y en vez de guardar rencores, perdonó a quienes lo llevaron a la cruz.
Además convirtió a sus apóstoles en sus ministros de misericordia, encargados de llevar su mensaje de fe y paz a todas partes del mundo, buscando que el mundo viva más tranquilo, cordial pero sobre todo con profundo amor al prójimo.
“La muerte de nuestro Señor Jesucristo nos recuerda que las heridas en su cuerpo, el sufrimiento previo a morir en la cruz y aún así, superar a la muerte trayendo consigo misericordia para el mundo”, recalcó el Padre.
Así mismo, pidió a los feligreses la palabra de Jesús celebrar cada día y con cada uno de nuestros actos siendo solidarios con el prójimo, manteniendo la fe sobre todas las cosas, y siendo fieles a sus enseñanzas.
