El equipo de investigadores que trabaja en Reino Unido en la vacuna contra la chikungunya hará ensayos clínicos en México en 2020, lo cual es la etapa final previa a que, si todo sale bien, se le declare exitosa por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y pueda ser liberada al mercado, informó a Excélsior el mexicano Arturo Reyes-Sandoval, encargado del ensayo clínico.
Esta vacuna se empezó a desarrollar en septiembre de 2014, cuando las primeras noticias de la expansión del
virus le fueron llegando a Reyes-Sandoval durante sus visitas a México y a otras regiones de Latinoamérica.
“Tomó cuatro años exactamente desde su concepción y diseño hasta llegar a probarse en humanos. Lo cual es bastante rápido en cuanto a vacunas”, indicó el investigador independiente y encargado de un laboratorio del Instituto Jenner.
El profesor asociado de la Universidad de Oxford comentó que las pruebas se realizarán en México con voluntarios. “Tenemos planeado realizarlas en 120 voluntarios, con edades entre los 18 y 50 años, y sanos”.
La vacuna de chikungunya que desarrollaron en Reino Unido consiste en una plataforma de adenovirus que expresa los antígenos estructurales (de la superficie del
virus de chikungunya).
El poblano Reyes-Sandoval comentó a este diario que, mediante un proyecto apoyado por el gobierno británico, a través de Innovate UK, la vacuna se produjo bajo condiciones de buenas prácticas de manufactura, es decir, para uso humano, y se han obtenido las autorizaciones éticas y regulatorias correspondientes para iniciar las pruebas de ensayo clínico.
En Gran Bretaña ya vacunaron a nueve personas con tres diferentes dosis y la misma y “ha resultado completamente segura, mientras que la inmunogenicidad ha sido excelente”.
Para dicho ensayo clínico se reclutaron 24 voluntarios sanos, también de entre 18 a 50 años.
La vacuna se probará de manera escalada incrementando la dosis administrada. Seis voluntarios recibirán la dosis más baja, nueve una dosis intermedia y nueve una dosis alta para determinar aquellas dosis más efectivas y que induzcan menos efectos adversos, destacó Reyes-Sandoval.
A las personas sometidas a estas pruebas se les dará seguimiento por seis meses para cuantificar las respuestas inmunes.