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Opinión

De Selecciones a la guerra actual

Óscar Rodríguez
Por Óscar Rodríguez - 27 febrero, 2022 - 10:14 a.m.
De Selecciones a la guerra actual

De Selecciones a la guerra actual

Amables lectores, tengan ustedes un buen día.

DeWitt Wallace participó en la Primera Guerra Mundial. Resultó herido y tuvo que pasar cuatro meses en un hospital francés. Durante su recuperación dedicó mucho de su tiempo a la lectura. Tuvo por ese tiempo la idea de editar una revista mensual que reuniera más o menos una treintena de artículos interesantes (a razón de uno diario) que abarcaran una amplia variedad de temas. Al regresar a los Estados Unidos comenzó en 1922 la publicación de Reader’s Digest, que en nuestro país se llamaría Selecciones del Reader’s Digest.

En épocas recientes, las preferencias en el tema de las revistas se inclinan hacia las publicaciones especializadas. Algunas solamente tratan temas como cámaras fotográficas, modas, equipos de sonido, noticias de la farándula o deportes. Incluso hay algunas más dedicadas aún, que tratan exclusivamente un deporte. Pero durante una buena parte del siglo pasado, las revistas que abordaban temas generales (como Life, Time y Reader´s Digest) fueron muy exitosas. Los lectores habituales éramos millones.

En alguno de los artículos que leí en Selecciones hace muchos años se refería a una persona defensora de los animales, quien estaba participando en un debate televisado. Su antagonista se defendía férreamente de todos sus argumentos. Cuando faltaban un par de minutos para terminar el programa, el defensor de los animales expuso: “Les extraen los ojos a perros para ponérselos a gatos y los ojos de los gatos se los colocan a los perros… ¿qué utilidad tiene eso?” El opositor se apresuró a contestar: “Muchos niños han recuperado la vista gracias a esos experimentos.” Luego de escuchar este argumento, el protector declaró triunfante: “Este último caso lo he inventado nada más para demostrar que este señor es capaz de defender cualquier cosa.”

En diversas ocasiones me ha tocado escuchar que en cuestiones de política, religión y deportes lo mejor es no entrar en discusiones. Esto se debe a que en particular estos temas de conversación provocan apasionamientos muy similares a las que incita el enamoramiento, y ya se sabe que con una persona enamorada, la inmensa mayoría de las veces no es fácil mantener una conversación racional.

Fin del preámbulo.

Esta semana ha iniciado una intervención militar rusa en territorio ucraniano.

Me ha tocado escuchar opiniones tanto a favor (muy pocas, la verdad) como en contra de la decisión del líder ruso Vladimir Putin de reconocer la independencia de las regiones de Donetsk y Lugansk y su posterior invasión a Ucrania aludiendo que es una defensa de la población de origen ruso que está siendo víctima de atrocidades por parte de un gobierno ucraniano neo nazi y compuesto al menos en parte por drogadictos.

Poco creíble resulta el discurso de Putin, al menos en lo que se refiere al “neo nazismo” ya que el máximo líder ucraniano, Volodímir Zelenski es de origen judío. Por cierto, Zelenski pertenece al cada vez más nutrido grupo de personajes de la política que han tenido insólitas trayectorias además del servicio público y que incluye entre muchos otros tanto a Arnold Schwarzenegger (actor y exgobernador de California) como a Jesse Ventura (luchador y exgobernador de Minnesota), Ana Gabriela Guevara (senadora y excampeona mundial de 400 metros), Cuauhtémoc Blanco (gobernador de Morelos y exjugador de la selección mexicana de fútbol) e Ilona Staller (actriz del cine para adultos y exdiputada italiana). 

El presidente de Ucrania además de ser licenciado en derecho adquirió notoriedad como comediante de la televisión de su país. Hace poco más de un sexenio, creó una serie llamada “Servidor del pueblo” en la que precisamente hacía el papel de presidente de Ucrania. El 31 de marzo de 2019 ganó las elecciones y con ello la realidad igualó a la ficción.

Volviendo al conflicto. Lo que parece la verdadera razón del problema actual es que el gobierno ruso detectó como amenaza la posible inclusión de Ucrania como miembro de la OTAN. Esta situación guarda una cierta similitud con la llamada “crisis de los misiles” ocurrida en octubre de 1962. En aquella ocasión, aviones espías estadounidenses detectaron la instalación de misiles soviéticos en territorio cubano. El presidente Kennedy presionó al líder soviético Nikita Kruschev para que los removiera de Cuba. Se dice que el mundo estuvo al borde de una Tercera Guerra Mundial.

Poco más de veintisiete años después, en noviembre de 1989 cayó el muro de Berlín. A partir de allí vinieron la unión de las dos Alemanias y la desintegración de la Unión Soviética. De hecho, cuando se efectuaron los juegos olímpicos de Barcelona en 1992, los participantes de lo que había sido aquel país usaron la bandera olímpica mientras se definía la nueva situación.

Luego vinieron las disoluciones de Checoslovaquia y Yugoslavia. La primera fue pacífica. La otra fue tristemente muy violenta. Los conflictos étnicos y religiosos derivaron en un doloroso proceso de nacimiento de los países que habían formado el estado del mariscal Josip Broz “Tito”.

Y creo que desde entonces Europa había estado en paz… hasta la semana pasada.

La invasión actual también se parece a los primeros escarceos de la Alemania de Hitler. Da la impresión de que Putin estuviera midiendo el terreno de las reacciones, y como éstas han sido bastante leves, podría ser que se anime a aplicar la misma metodología con algunas otras de las repúblicas que fueron parte de la antigua URSS hasta finales de los años 80 del siglo pasado.

Me quedan algunas otras cosas que quisiera comentarles, pero eso será la próxima vez.

Que tengan ustedes una excelente semana.

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