CIUDAD DE MÉXICO.- Los clavados son el deporte que más medallas ha sumado para México en la historia de los Juegos Olímpicos. Desde los 50’s con Joaquín Capilla y más recientemente con figuras como Paola Espinosa y Germán Sánchez.
Lo interesante de esta disciplina, que ha sumado 14 preseas para el país, es ver que detrás de estos grandes nombres hay una camada de jóvenes siguiendo sus pasos. Randal Willars es un ejemplo de ello. El joven de 16 años se colgó la presea dorada en plataforma de 10 metros en los Juegos Olímpicos de la Juventud en lo que representó su regreso al agua después de una cirugía en la muñeca derecha que lo marginó desde marzo.
"En marzo pensé que no competiría en lo que restaba del 2018, pero mi recuperación fue muy buena y se me presentó la oportunidad de viajar a Buenos Aires y representar a México” explicó Willars, un joven que además de su talento se distingue, por su determinación. Apenas a los nueve años de edad le expresó a sus padres el deseo de emigrar desde Baja California hasta la ciudad de México, donde se integraría al equipo de la chino Ma Jing.
Gané alguna que otra medalla en estatales y olimpiada nacional y a los nueve años fue cuando me vine a vivir en la CONADE, quería crecer y desde entonces soñaba con acudir a los Juegos Olímpicos”. Externó Willers recordando las dificultades que surgieron cuando dejó a su familia.
El fruto de su trabajo se ha visto reflejado en competencias juveniles, pero ahora su objetivo y sus esfuerzos se centran en Tokio 2020.
