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Coahuila

Viven en el desamparo

Mónica Meza
Por Mónica Meza - 27 abril, 2017 - 03:37 a.m.
Viven en el desamparo

Desde hace años viven de lo que les da el gobierno y los trabajos de costura que les hacen a los vecinos

FRONTERA COAH.- Doña Teresa Serrano Amaro de 90 años tiene 52 años cuidando a su hija María Rafaela Sifuentes Serrano quien padece de poliomielitis, ambas viven solas y no trabajan, la madre necesita un aparato auditivo y su hija una silla de ruedas, pero por la falta de recursos les es imposible adquirirlos.

Por la edad Doña Teresa tiene dificultad para escuchar, pero además ha ido perdiendo la visibilidad, aún así se siente fuerte para seguir cuidando a su hija a quien le ha entregado la mayor parte de su vida.

Ella y su esposo vivían en Sierra Mojada, a los 6 meses de que su hija María Rafaela Sifuentes nació se dieron cuenta que algo no andaba bien, a los 11 meses viajaron a Monclova en busca de un doctor que remediara el mal, ni siquiera sabían que podía ser.

“Nos dijo que ya no se podía hacer nada porque las piernas de mi hija ya estaban sueltas, no tenía fuerzas y esto era por una enfermedad que se llama polio, tal vez si hubiera tenido más cuidados no estaría en silla de ruedas”, señaló doña Tere con mirada triste.

Su esposo ya no quiso regresar a Sierra Mojada, decidió quedarse en la región y constantemente buscaba la manera de curar a su hija, quería lo mejor para ella, a diario la llevaba a la escuela cargada en sus hombros y siempre estaba al pendiente de las necesidades de su única hija, hasta hace 38 años cuando el “héroe” falleció.

Teresa Serrano quedó desamparada junto con su hija, no recibe pensión y como pudo salió adelante, se dedicaba a coser ropa a sus vecinos y los pesos que ganaba eran suficientes para mantenerse, pero su vista ya no le ayudó.

María Rafaela aprendió a coser en la máquina, la necesidad y las ganas de salir adelante fueron fundamentales, usaba la máquina y con la mano la hacía funcionar, con el pie no tiene fuerza y ni eso impidió que trabajara, ahora con lo poco que se gana compra lo que haga falta.

Dice que le hubiera gustado seguir estudiando y tener una carrera profesional, esto no le fue posible, desde muy pequeña sufrió de bullying por parte de sus compañeros en la escuela, se burlaban cuando la veían llegar a la escuela en los hombros de su padre, la situación económica que atravesaban no era buena para comprar una silla de ruedas.

“Se leer y escribir muy poco, pero me hubiera gustado saber más, ya no aprendo como aprendía antes, me han invitado a estudiar pero yo siento que ya no puedo, no sé si sea por mi enfermedad porque también tengo diabetes”, comentó.

Una silla de ruedas obsoleta es en la que se mantiene en movimiento dentro de su hogar, ha buscado apoyo para tener una silla de ruedas nueva y lamentablemente no ha tenido respuesta.

“Necesito una silla de ruedas, pero ella, mi madre, necesita un aparato para oír porque no escucha, yo preferiría el apoyo para ella”, señaló María Rafaela Sifuentes.

Teresa Serrano es beneficiaria del programa 65 y Más y hace todo lo posible porque el dinero rinda, entre pagos de servicios como la luz y el agua, siempre deja un guardadito para lo que se llegue a ofrecer, además compra despensas en la iglesia que están muy surtidas y cuesta 25 pesos.

Varios doctores la han revisado cada que se presenta la oportunidad, todos les han dicho que es por la edad, el próximo 23 de mayo doña Tere estará cumpliendo 91 años, le han recomendado un aparato auditivo pero por falta de recursos no lo ha conseguido.

Sí necesito una silla pero mi madre necesita un aparato para oír porque no escucha, yo preferiría el apoyo para ella”

María Rafaela Sifuentes

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