“Creí que iba a matarnos, de milagro estamos vivos”, señaló Jorge Ledezma Ortiz, hijo y sobrino de las ancianitas que la madrugada del lunes fueron golpeadas, sometidas y humilladas por un delincuente que les robó sus pertenencias… y la tranquilidad.
Fue el pasado lunes a las 9:30 de la noche cuando el desalmado sujeto ingresó por la parte trasera del domicilio ubicado en la calle Benito Juárez 109 de la zona centro, donde viven Jorge Alberto Ledezma Ortiz y su madre Dora Ortiz Valadez de 92 años, así como su tía Guadalupe Ortiz Valadez de 77 años.
El delincuente se metió por el patio y al primero que tacó fue a Jorge: “Tomó un cuchillo de la cocina y me cortó en las manos, tobillos, el muslo izquierdo y de las costillas, todas de poca profundidad”, relató.
Jorge Alberto relató cómo le ataron las manos y pies para inmovilizarlo.
Dijo que usa muletas debido a su discapacidad y al intentar defenderse del atacante, recibió un sillazo en la cabeza.
“Desorientado caí al suelo y el ladrón aprovechó para patearme en el abdomen dejándome tirado”. Dijo que después el tipo se dirigió con su madre Dora Ortiz que padece de sus facultades mentales.
“Me amenazó con matarla si no le daba todo el dinero, le amarró el cuello con una bufanda mientras le ponía el cuchillo. Más adelante la golpeó con el puño cerrado en la cabeza”, explicó.
Para evitar que se levantara, le quitó las muletas a Jorge y las arrojó a otro cuarto, mientras seguía maltratando a la señora Dora sin importarte sus 92 años de edad.
“Me dijo que mi mamá ya estaba más para allá que pa´ca y para que no se alterara le dio un juguito. Después me ató las manos, los pies y me puso una garra en la boca para que no hablara, luego me golpeó hasta que se cansó”.
En esos momentos llegó a la vivienda la señora Guadalupe Ortiz Valadez de 77 años de edad y se abalanzó contra ella.
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La señora Dora Ortiz de 92 años tiene una hinchazón en la parte izquierda de su cara, producto del golpe que recibió.
Todo el centro la conoce porque siempre está dando vueltas y platicando con los comerciantes. Al entrar no entendió lo que su sobrino estaba diciendo con las manos atadas, fue demasiado tarde y el ladrón la tomó de los cabello y la aventó contra el piso, acto seguido aplastó su cráneo contra el piso en repetidas ocasiones.
comentó Pita mientras se tocaba los golpes.
“Él ya nos tenía bien vigilados porque me dijo que la otra señora, mi tía Pita, estaba en el Oxxo y cuando llegara le iba a dar todo el dinero, yo no pude hacer nada porque me tenía amarrado. La estaba esperando en la cocina, luego se escuchaba como le estaba pegando contra el piso hasta que se cansó, también usaba un pie para hacer presión igual que a mí contra el abdomen y me bajó los pantalones”.
El ladrón arrastró a Jorge y su tía Pita la baño mientras se llevaba artículos del hogar.
Ya estando los tres en el cuarto cercano al patio, arrastró a Pita y a Jorge al baño contiguo, usó una caja para ponerla arriba del joven y dos colchones, además de la base de madera junto a la base para que no se pudieran mover, ni salir, la familia temía que el sujeto prendiera fuego a los inmuebles que les puso encima.
Jorge no puede recordar cuánto tiempo estuvieron encerrados en el baño mientras el ladrón inspeccionaba la casa, tampoco sabe si le hizo algo más a su mamá, a quien desnudó y amarró.
Pasaron muchos minutos hasta que Jorge pudo desatarse y arrastrándose y escalando los colchones, llegó al cuarto donde estaban sus muletas que tomó para salir del cuarto y pedir ayuda.
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Afuera quedaron los restos de la cama y base que usó el ladrón para que no escaparan.
Pasaron tres carros de sitio y solo una se paró, Jorge le contó lo ocurrido y el taxista se comunicó a la base para que de ahí llamaran a Seguridad Pública, mientras tanto intentó quitar los pesados colchones y la base.
La patrulla llegó 20 minutos después. A Dora y a Jorge los llevaron a la Clínica 7 del Instituto Mexicano del Seguro Social, donde se tardaron en atenderlos y a Pita a la llevaron a Cruz Roja, ahí le aplicaron un ungüento para mitigar los golpes que tenía en el lado derecho de su rostro.
“Él nos dijo antes que si le hablábamos a la policía, regresaría para matarnos, estaba muy drogado pero sí sabía lo que hacía, porque se llevó nuestras cosas. Pedimos a la policía que hiciera rondines pero desde que ocurrió todo no los hemos visto o se han presentado con nosotros.”
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Se llevó dos licuadoras, un frigo bar, un aparato de aire de agua, una televisión, un micro, una botella de vino, una bolsa grande de papel de baño, los lentes y cartera de Jorge, una vajilla, el calentador de gas que estaba prendido, los pasaporte mexicanos, entre otras cosas. La familia es apoyada por unas señoras que se encargan de limpiar y cuidar a las ancianitas.
Pita comentó que se siente un poco mejor de los golpes que recibió, el doctor acudió a darle unas gotas para los ojos ya que los traía completamente cerrados. “Viví aquí toda casi toda mi vida, primero en la casa que está en la esquina de la calle Juárez con Venustiano Carranza, luego aquí donde vivieron mis padres también y mi hermana y sobrino me hacen compañía”.
“El miedo hizo que la familia cambiara la chapa de la puerta delantera y hará lo mismo con la puerta trasera, en el patio están los restos de la base de la cama junto a la puerta del baño y a la silla con que golpeó a Jorge. La paz y tranquilidad que conocían se fue cuando ingresó esa persona a su hogar, esperan no cumpla su promesa de regresar y que las autoridades logren dar con él para aplicarle todo el peso de la ley.