Monclova.- El nicho dedicado a la Virgen de Guadalupe en el interior de la empresa Altos Hornos de México (AHMSA) es un recordatorio visible de la devoción de sus trabajadores, una tradición profundamente arraigada en la comunidad obrera. Hace dos años, este espacio no solo representaba fe, sino también unión y esperanza. Cada 11 de diciembre, los empleados de AHMSA organizaban una emotiva peregrinación guadalupana que culminaba a la medianoche con mariachi para entonar las tradicionales Mañanitas a la Virgen, en medio de un ambiente festivo que reflejaba la prosperidad de otros tiempos.
Sin embargo, hoy el panorama es muy diferente. La empresa, que durante décadas fue un pilar económico de la región y fuente de sustento para miles de familias, atraviesa una severa crisis financiera que ha impactado directamente la vida laboral y personal de sus empleados. Las peregrinaciones y celebraciones que antes llenaban de alegría y fervor las instalaciones han quedado en pausa, afectadas por la incertidumbre y las dificultades que enfrentan los trabajadores.
El dueño de la empresa, Alonso Ancira Elizondo, quien alguna vez fue visto como un visionario en el sector acerero, ha enfrentado cuestionamientos y críticas en medio de este declive. Los obreros, que antes encontraban en estas tradiciones un escape a las exigencias laborales, ahora buscan respuestas y soluciones a una problemática que ha marcado profundamente a la región.
El nicho de la Virgen sigue ahí, sereno, como un símbolo de fe y resistencia. Aunque las circunstancias han cambiado, para muchos trabajadores representa un refugio espiritual en tiempos de adversidad. Este 12 de diciembre, queda la esperanza de que algún día las celebraciones puedan reanudarse, devolviendo a AHMSA no solo estabilidad económica, sino también las tradiciones que han unido a generaciones de obreros.