La presencia de familias migrantes en los cruceros y avenidas principales de la ciudad ha comenzado a ser visible en los últimos días. Con rostros cansados y esperanzas a cuestas, estas personas buscan una moneda o algo de comida para continuar su trayecto hacia el sueño americano.
En uno de los cruceros más transitados, una familia proveniente de Honduras llamó la atención: integrada por una madre, un padre y dos hijas, una de ellas, de 21 años, cargaba a su bebé de apenas dos meses de edad, quien nació en México.
Aunque prefirieron mantener en reserva sus nombres, señalaron que solo permanecerán un día en la ciudad antes de retomar su viaje. "Tenemos miedo de que nos repatrien, pero no nos queda de otra que seguir adelante," mencionaron con preocupación.
Este fenómeno migratorio, que no es nuevo en la región, refleja las difíciles condiciones de vida que enfrentan en sus países de origen, obligándolos a emprender peligrosos recorridos en busca de una mejor vida. Mientras tanto, su presencia en la ciudad plantea retos sociales y humanitarios para las autoridades y la población local.