Decenas de feligreses presenciaron la escenificación de la muerte de Jesús que organizó la Iglesia Santiago Apóstol, era tanto el furor tras dos años de resguardo que incluso niños y adultos mayores ayudar a cargar la cruz.
El Viacrucis viviente inició en el exterior del templo católico de Monclova, luego de ser humillado, golpeado y agredido, el representante de Jesús, Miguel Espinoza Barajas, inició su recorrido de las estaciones por la calle Venustiano Carranza.
Durante el recorrido y las estaciones, se realizaron breves sermones para recordar el valor del sacrificio de Cristo, quien soportaba los latigazos, insultos y patadas de los soldados.
Recorrió unos metros más tambaleándose por el peso y en la tercera estación cayó por primera vez. Casi al llegar a la calle Matamoros, Jesús encuentra a su madre María en la cuarta estación.
Sobre la calle De la Fuente, Simón el Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz y en ese momento tanto niños, adolescentes, hombres y mujeres cargaron la cruz durante casi todo el recorrido.
Los soldados hacían lo imposible para que se les cayera, los azotaban y les gritaban: “¿creían que eran tan fácil cargar la cruz?”, mientras tiraban de la madera hacia el suelo o los empujaban.
Fue alrededor de las 11:30 de la mañana cuando los personajes llegaron a la Plaza Zapopan, donde esperaban más personas y presenciaron como Jesús subió las escaleras arrastrándose mientras recibía latigazos e insultos.
Al llegar a lo alto de la iglesia de La Ermita, Jesús fue despojado de sus vestiduras, frente a docenas de feligreses que veían desde la plaza. En la undécima estación Jesús es clavado en la cruz, junto otros dos ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda.
Jesús clamó: “¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?”, viendo al cielo dijo sus últimas palabras: “Todo está cumplido. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.”