Salvador Díaz Mirón fue un poeta mexicano precursor del modernismo, nacido en Veracruz el 14 de diciembre de 1853. Parte de una familia culta, donde su papá también se dedicó a una vida de letras. Él por su parte, fue además diputado del Congreso de la Unión en 1884 y 1885. Estuvo en prisión en 1892 por homicidio, en vísperas de elecciones generales, pero de cuatro años después lo liberaron porque resultó que fue en defensa propia.
Durante el gobierno de Victoriano Huerta dirigió el periódico El Imparcial. Con la caída del dictador, tuvo que permanecer fuera del país entre 1914 y 1920. Vivió en España y después en Cuba, hasta que el presidente Venustiano Carranza autorizó su regreso a México. Es extraño que tienen en común la mayoría de los escritores o conocedores de las letras en ese tiempo: la extradición del país por múltiples razones, que básicamente se resumían en que sabían demasiado como para estar en contra de algún gobierno.
La producción poética de Díaz Mirón que se conserva es bastante reducida, pues una parte se perdió y otra fue destruida por el propio autor. Su obra se divide en tres etapas: la primera muestra la influencia del romanticismo europeo; la segunda, recogida en su libro Lascas, es más intimista e introspectiva, mientras que la tercera depura su estilo hasta llevarlo a una extrema concisión.
Sus poesías completas fueron publicadas en 1941 por Antonio Castro Leal. Entre sus composiciones más dignas de mención figuran Epístola, Sursum, A Gloria, A Byron, Oda a Victor Hugo, Voces interiores, Espinelas, Lance, Oración del preso, El fantasma, Beatus Ille, Ejemplo, Pepilla, Vigilia y sueño y Nox.
