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Coahuila

‘Sin justicia no hay paz’

Por Diana Ortiz - 07 enero, 2019 - 10:04 a.m.
‘Sin justicia no hay paz’

Su familia espera no más largas y que inicie de una vez el juicio contra Rubí.

Esa trágica mañana fallecieron Camila Ledezma y la señora Yolanda Araceli Carrizales Chapa Un permiso fue la diferencia, lo demás fueron trágicas circunstancias

Aunque nada podrá devolverle la vida a Camila, su familia mantiene la esperanza de justicia. “No porque haya sido un accidente es menos grave, Rubí tiene que pagar por lo que hizo”, aseguró Laura Vielma madre de Camila.

Fue la noche del 26 de Julio del 2017 cuando después de tanto insistir, Camila tuvo el permiso de sus padres para salir a una fiesta acompañada de sus amigas. Y aunque las críticas han “llovido” en torno a qué hacían menores de edad amaneciendo después de una fiesta, la familia Ledezma tiene su versión.

“La gente debe tomar conciencia, los papás también, sé que juzgan y critican no saben la situación que se vivió adentro de mi casa, es fácil juzgar, criticar y opinar a la ligera, en mi casa no había problemas, sí había comunicación, mi hija siempre habló con la verdad y yo hable las cosas con ella del sabor y el color que son, no era la primera fiesta que ella iba, desgraciadamente ese día se les atravesaron esas personas, no era el plan”, comentó.

Dijo que incluso su hija mayor, Monserrat, estaba también invitada a ir a la misma fiesta que Camila, pero dos días antes había celebrado su cumpleaños y como estaba cansada decidió no ir, “ella dice si yo hubiera ido, ella jamás se hubiera subido a ese carro y no hubiéramos andado con ellas porque yo se lo hubiera prohibido, pero las cosas se dieron así”.

Laura Vielma aseguró que siempre procuró mantener una comunicación estrecha con sus hijos, (son cuatro en total), siempre les dio permiso que se divirtieran y les advirtió de los peligros para que pudieran cuidarse, así que confiaba plenamente en ellos.

Incluso destacó que siempre ella y la madre de su amiga estaban dispuestas a ir a recogerlas hasta donde anduvieran, pero ese día, llevaron a Camila a casa de su amiga Melisa y el plan era que se quedaría con ella al regresar la fiesta y ahí Laura la recogería temprano por la mañana.

Las chicas fueron a una fiesta en la Colonia El Pueblo, ahí se encontraron con Mariana la hermana de Rubí, después de las once de la noche hubo un pleito en ese lugar, y Mariana le habló a su hermana, así que Rubí las recogió.

Primero, las llevó a su casa en Estancias, pero Rubí se encontraba ingiriendo bebidas embriagantes con unos señores, situación que incomodó a las chicas, por lo que le hablaron a su amigo Oscar Berlanga.

Al ir a recogerlas, Berlanga las llevó a su casa al oriente de Monclova, según el plan era estar ahí un rato, la situación después del accidente se tornó muy criticable porque son dueños del Bar el Padrino y en la parte trasera del lugar se encuentra la casa donde estuvieron conviviendo las chicas.

Después de insistir mucho en que le permitieran sumarse, y una vez que se “deshizo” de sus amigos con los que bebía, Rubí llegó al lugar donde estaba su hermana y sus amigas, ahí pasó el resto de la noche bebiendo.

Camila tuvo en esa noche contacto con su hermana Monserrat quien se pasó la noche cuidando a un niño, “Camila le dijo a su hermana donde estaba, ella le dijo que porqué estaba con esas personas y le explicó la forma en que llegaron ahí, dijo que estaban bien pero que ya se quería ir”.

Laura Vilema dijo que a pesar de que su hija mayor le insistía a su hermana que le hablaría a ella para que fuera a recogerla, Camila insistía que estaba bien, que se encontra incómoda pero bien y que decían que ya pronto se irían del lugar.

Hasta el amanecer, Rubí decidió ya irse, y aunque Oscar Berlanga le advirtió que no se llevara a las muchachas, ella insistió que estaba bien, “Oscar me dijo que le comentó que mejor hablaran a un taxi para las chicas pero Rubí no quiso, por eso se fueron con ellas”, explicó Laura.

La última conversación que tuvo Camila con su hermana Monserrat fue ya al amanecer, “Monse le dijo que porqué estaba todavía ahí, y Camila le contesto que ya estaban a punto de irse”.

Fue hasta las siete y media de la mañana del 27 de Julio que Laura y su esposo se enteraron del accidente, pues del IMSS le hablaban a Montserrat a su celular, “rápidamente mi esposo y yo nos fuimos al seguro, en su primera llamada Monse me dijo no te preocupes mamá a Camila no le pasó nada, es menor de edad y tienes que ir para que la dejen salir, pero ya cuando íbamos llegando al centro de Frontera, me llamó Monse de nuevo y me dijo “tienes qué apurarte mamá, Camila se puso grave tienes que estar ahí”.

Cuando Laura llegó a urgencias en el IMSS, fue abordada por policías quienes aseguraban que Camila iba manejando el vehículo accidentado, “les dije desde un principio eso no puede ser, mi hija no sabe manejar tiene solo 14 años, y después me olvidé de ellos, pregunté por mi niña y me informaron que estaba en quirófano en una operación urgente”.

“Hasta después de las once de la mañana pudo hablar con el doctor que hizo la cirugía, me explicó que en el accidente mi hija tuvo estallamiento de vísceras, le encapsularon su hígado, me aseguró el médico que es un órgano que se puede regenerar, sobre todo por lo joven que era mi niña”, comentó.

Horas más tarde, Laura y su esposo pudieron entrar a ver a su hija a terapia intensiva, vieron a Camila conectada a muchas máquinas, y aunque parecía inconsciente, el médico les dijo que ella todo escuchaba.

“Solo pudimos estar ahí unos minutos, antes de salir, voltee a verla y vi que mi hija manoteó, levantó sus dos manos y salí de ahí, cuando regresamos a la siguiente visita a terapia, el médico dijo que la tuvo qué sedar, la tenían amarrada de sus manos y sus pies, porque dijeron que estaba muy nerviosa porque todo escuchaba”, explicó.

Laura contó que no lograron verla consciente después, pues cada vez que entraban a terapia intensiva los reportes médicos eran más desalentadores, pues poco a poco se fue dejando vencer, su organismo respondía cada vez menos, hasta que el lunes a las seis de la mañana les dieron la fatal noticia.

No fue sino hasta días después de que enterró a su hija, cuando comenzó a escuchar la versión de lo que sucedió esa noche por parte de las propias amigas, e incluso Oscar Berlanga fue a buscarla y charló con ella.

“Yo le dije Oscar las demás chicas no me interesan, dime ¿qué pasó con Camila esa noche?”, a lo que él le contestó “nada señora, Camila siempre estuvo muy seria, muy distante, no sé si era su preocupación por no poderse regresar a su casa, pero le puedo asegurar que ella no estuvo ingiriendo bebidas yo mismo le arrimé la cerveza, pero las retiraba casi llenas, le daría un trago o dos, sí estaba muy seria le dije ¿qué te pasa por qué estás tan seria?, y me dijo yo soy así”.

Laura añadió “hoy que ha pasado el tiempo veo que si yo hubiera sabido que mi hija estaba en peligro no la hubiera dejado salir ese día, ella sufrió mucho por obtener el permiso para ir a esa fiesta, generalmente yo era la de los permisos pero le dije dile a tu papá, finalmente mi esposo me dijo, anda vamos a llevarla para que no se quede triste aquí, y la llevamos, la confiamos con su amiga Melisa”.

Laura aseguró que su hija Camila ya no tenía más amistad con Mariana la hermana de Rubí porque se habían distanciado, pero ese día se cruzaron ella y Rubí en su camino.

Meses después del accidente, Laura tuvo la oportunidad de ver dónde se encuentra el Bar El Padrino, “mi esposo es cobrador, fuimos por allá a una cobranza, y me dijo mira es ahí el lugar, yo seguí mi instinto, llegué al bar y rodee el lugar, y encontré la casa, mi corazón dio un vuelco, mi hija estuvo en peligro siempre en todo momento, desde que estuvo ahí, ¿pero cómo iba ella a imaginar que terminaría ahí?”.

Camila tenía 14 años de edad, en un mes más cumpliría sus 15 años, la familia estaba buscando una quinta para la celebración, sin pensar que no habría fiesta.

Ahora Camila es un “Ángel” para Laura, describe a la tercera de sus hijos como una chica muy alegre, muy transparente, “ella veía las cosas de otra manera, era muy madura, no sé, a lo mejor porque ya se iba a ir”.

Desde ese día la vida les cambió para la familia Ledesma Vielma, pues ya no es igual para los padres, ni para los hijos, Juan Daniel que hoy tiene 22 años, Monserrat de 19 y Valentina de 9 años.

Para todos resultó muy difícil la vida después de perder a Camila “nadie quería al principio estar en la casa, me decían que cómo yo sí podía estar ahí, siempre les dije que ahí tenía los recuerdos, cuando mi esposo comenzó a reaccionar solo le pegaba con su puño a la pared, y aseguraba que no le importaría que fuera verdad lo que la gente comentaba, juzgaba y criticara, siempre y cuando tuviera a su hija viva”.

El hermano mayor de Camila, Juan Daniel no creía que la situación fuera extrema y hoy se lamenta no haberla visitado en el hospital, Monserrat ha sufrido mucho su ausencia pues por ser de una edad muy cercana ambas vivían como gemelas, y para Valentina la situación es poco entendible a su corta edad, aunque hoy sabe que no fue cierta la versión de que su hermana estaba en el hospital porque se había quebrado un brazo, pues ya no regresó.

Hoy después de un año y medio, Monserrat tiene una niña de 9 meses, a quien le puso Camila en honor a su hermana, y hoy es la luz que brilla en la familia, junto al recuerdo de su tía.

A Camila se le distinguía de los demás por su alegría, nunca estaba enojada, “ella siempre quería verse bien, incluso par a ir a la tienda aunque estuviera en frente tenía qué peinarse”.

Los sueños de Camila era estudiar y llegar a ser Doctora, era buena estudiante, pero se caracterizaba más por ser muy participativa, incluso llegó a ser la tesorera de la Sociedad de Alumnos en su escuela, la Secundaria 1 de Frontera.

Incluso organizaba junto a su hermana diversas actividades altruistas, les gusta dejar pañales a los ancianos, o visitaban seguido la casa hogar Galilea, esto la hacía feliz.

“No pueden manchar la imagen de mi hija, yo sé lo que era, ellas no pueden decir que mi hija era mala, porque no lo era”, comentó.

Laura dice que todo esto ha sido muy desgastante, y aunque a veces sienta que no hay avance o no le hacen caso, que todo se torna lento, tiene aún mucha fe de que se haga justicia”.

Y es que aunque mucha gente se queja de sufrir, no conocen el verdadero sufrimiento que es perder a un hijo, “como madre te preparas como doctora, como maestra, como muchas cosas, pero nunca estás consciente de que puedes perder a tus hijos, tienes un dolor inmenso, el pecho te duele al respirar su ausencia, y mientas más pasan los días, más dolor se siente”.

Laura ha pasado por mucho, pero asegura que le ha llenado de fortaleza el constante apoyo de su esposo quien siempre le aconseja qué hacer, por dónde ir.

Además, de que también tuvo comunicación con una persona muy querida por ella que es una vidente, con quien tuvo la oportunidad de dialogar vía mensaje de internet, con la manifestación de su hija Camila, quien le dijo que estaba bien, que Dios existe y que hoy está en un lugar hermoso.

“Me dijo que ya no llorara más, que a ella le detiene mi sufrimiento, que ya era su tiempo, que tenga mucha paciencia, que viva por sus hermanos y en aquel entonces me dijo que alguien vendría a mi vida para hacerme muy feliz, hoy entiendo que hablaba de Camila la hija de Monse”, comentó.

Dijo que tiene mucha fe de que habló con su hija, porque esa persona no conocía detalles de lo que pasó en el hospital después del accidente, ni tampoco que Monse estaba embarazada.

“Yo alcancé a decirle por qué no se me manifestaba en sueños para despedirme de ella y me dijo: mamá, sí me despedí de ti, en el hospital con mis dos manos, tú me viste”, fue ahí cuando entendí que todo era verdad, que era ella la que me mandaba mensaje de paz y tranquilidad, y que me dio la fuerza para sacar adelante esto para que llegue a un buen término”, comentó.

Para Laura los sentimientos son muy encontrados aún, “pero siento que sí están respondiendo con esto del amparo fue favorable porque se lo rechazaron, no sabía el significado de este amparo, desconozco qué significan palabras que ellos manejan ahí, creí que era un amparo por quince días o un mes, tiene un costo, me dice un licenciado que era por tiempo indefinido, que esto iba a detener el juicio, entonces sabiendo esto y que el juez fue favorable hacia nosotros, ojalá y así sea el resto de lo que dure el juicio; la esperanza existe, sí tengo esperanza de justicia, que no porque haya sido un accidente no tenga la misma importancia, porque el dolor es grande”.

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