Amelia es una mujer de 100 años que habita en uno de los sectores más marginados de la ciudad, la colonia 21 de marzo, sentada en su cama, tratando de mitigar el frio que calaba hasta los huesos mencionó que solo está esperando la muerte, desesperada porque el frio es insoportable.
Habita en un jacalito hecho con láminas, cartón y hule, aunque trata de ser optimista, el frio que se ha sentido en estos últimos días, constantemente le recuerda esas ganas que tiene de morir para poder descansar.
“Aquí estoy esperando la muerte nada más”, señaló Doña Amelia sentada en su cama tratando de calentarse las manos, “Aquí estoy batallando con la vida”, mencionó.
Señaló que aunque la invitaron a irse a un albergue, ella se negó señalando que se encuentra en una situación difícil, ya no puede pararse, sus huesos no la dejan porque el dolor es insoportable.
“No tengo donde estar, vivo con una nieta que es quien ame ayuda, tengo más hijos pero se han olvidado de mí, pido a Dios que les hable para que vengan a verme”, comentó llorando Doña Amelia, dijo que fue una madre muy responsable pero sus hijos no le han sabido responder.
Dijo que necesita mucha ayuda, todo es bueno, no puede pedir ni exigir porque no quiere ser imprudente pero lo que la gente deseen ella estará contenta y agradecida.
“Nos dan cobiijitas, gracias a Dios que les pone en su pensamiento que necesitamos cobijas, no tenemos para hacer nada, prácticamente estamos en la calle, ojalá que tuviéramos por lo menos un cuartito de concreto”, señaló.
La noche del domingo y madrugada del lunes cuando cayó la helada, ella no durmió del frio que sentía, solo estuvo sentada tratando de calentar su cuerpo con las cobijas que le donaron.
Habitan en la calle 45, el jacalito es de Griselda Hernández quien mencionó que lo ideal sería un calentador de luz para su abuela, aunque sea prestado, pues ella es quien siente más el frio y el calentador que tienen no es suficiente.