Han pasado 16 años de aquel cuatro de abril del 2004, cuando el Río Escondido descargó sobre la comunidad de Villa de Fuente toda su furia, arrebatando todo lo que se encontraba a su alrededor.
Aquella tarde de domingo cambió la vida para las familias de ese sector quienes desde ese entonces viven en la incertidumbre y con miedo latente ante cualquier lluvia atípica, las cuales se han presentado constantemente, asociándolo al cambio climatológico.
Tal vez las nuevas generaciones no entenderán lo que aconteció poco más de una década, pero al recorrer sus calles y observar las edificaciones que se mantienen en pie, comprenderán que lo vivido sigue causando dolor y una cicatriz que aunque pasen los años será muy difícil de cerrar; ya que aquella gran ola se llevó recuerdos de niñez, vidas, hubo desaparecidos y arrebató la tranquilidad en la que vivían los habitantes de este sector.
Como cada año un grupo de colonos se instalan en la plaza frente a la entrada de la iglesia, la cual en ese entonces estaba a cargo del querido sacerdote Carlos Aguilera y curiosamente las aguas desembocadas del Río Escondido no lograron penetrar al recinto religioso, el cual quedó intacto de ese acontecimiento.
El objetivo de estas personas es recordar lo acontecido aquella tarde, mostrando las pruebas de cómo el agua arrasó con todo lo que había a su alrededor y a las autoridades qué ha pasado con el proyecto de la presa rompe picos, la cual ha quedado en promesa y desde luego, hacer un homenaje a quienes el agua les arrebató la vida y otros que nunca más fueron encontrados.
En este 2020 no se tendrá la tradicional misa con fieles debido a que este tipo de eventos fueron suspendidos como medida para prevenir cualquier tipo de contagio por la pandemia del COVID-19, pero de acuerdo al sacerdote Juan Armando Renovato, párroco de la iglesia Sagrado Corazón de Jesús, se realizará el culto religioso a puerta cerrada y será trasmitida por las redes sociales, donde se pedirá por todos los que perdieron la vida en ese lamentable hecho.