Tomando como ejemplo en un hecho tan lamentable en nuestra comunidad la agresión hacia el perro en el video circulando constantemente en los diferentes medios de comunicación locales y redes sociales; por una persona aparentemente ingiriendo bebidas alcohólicas en su domicilio, pero tomando en cuenta toda la situación apreciada en el video, el portón abierto, el asador cerca de la banqueta, la persona saliendo a agredir a un perrito que venía de la calle, tal vez hambriento el animal, tal vez por la simpatía de convivencia natural de algunos animales, pero que no se pudo evitar la agresión que sufrió por alguna otra persona cerca del agresor o vecino que pudiera presenciar el acto o que tuviera conocimiento de acciones similares por parte del agresor en ocasiones pasadas para haberlo denunciado antes las autoridades correspondientes.
Este video refleja no el actuar común o cultural de nuestra comunidad, pero si una situación que nos hace sentir culpables o impotentes para evitar el sufrimiento de alguna persona o animal, ya sea por acción u omisión (actuar o no actuar) al momento de tener conocimiento de una situación que represente peligro para alguien más.
Esto nos lleva a la urgencia y necesidad de tener una cultura de comunicación más eficaz entre comunidad y autoridades municipales encargados del orden público, ya sean inspectores o elementos policiales cuya respuesta sea rápida y así evitar situaciones que escalen a hechos más lamentables, se debe fomentar una cultura de denuncia y menos tolerancia a las conductas reprochables en nuestra convivencia social, desde la contaminación auditiva por el sonido alto de la música de algunos vecinos al momento de consumir bebidas alcohólicas, hasta acciones violentas que se puedan presenciar en la vía pública, desde agresiones verbales hasta físicas, denunciar, no podemos exigirle a la autoridad actuar y prevenir si desconocen las acciones, somos los ciudadanos los que nos enteramos primero de las conductas antisociales y callamos.