Contactanos

Coahuila

El abandono en la tercera edad

Por Staff / La Voz - 27 agosto, 2019 - 11:02 p.m.
El abandono en la tercera edadDon Julio vive en la calle Privada Pérez norte #1304 en el barrio “El Porvenir”, actualmente aunque sin dinero recobró su deseo por vivir.

MELCHOR MÚZQUIZ, COAH.- Con los abuelos se experimenta una relación diferente a cualquier otra; la dedicación y amor que ofrecen es especial, son el sostén de toda familia, con plata en el cabello y oro en el corazón nos mejoran la vida con un simple abrazo.

Por ser hoy su día, y a manera de reflexión presentaremos el caso de Julio de La Rosa Hernández quien ha tenido que pasar situaciones, por las que ningún ser humano debería sufrir.

Sentado bajo la sombra de un árbol que apenas y lo protege de la intensa ola de calor; en la calle Mariano Matamoros del barrio “El Porvenir” nos encontramos a Don Julio de 75 años, quien fue entrevistado por LA VOZ; y nos abrió su corazón en el cuál ha tenido que guardar mucha tristeza y tragedia desde su retorno a su pueblo natal.

A causa de la soledad intentó atentar contra su vida.

Al borde de la desesperación y por no contar con el recurso necesario para solventar sus gastos o alguien que lo acompañe en sus solitarios días, Don Julio intentó quitarse la vida meses atrás en el interior de su casa, y es ahí donde inicia su relato.

El hombre, manifestó que suele pasar los días en la calle, en búsqueda de alguien que quiera ayudarlo, dónde a veces vecinos se acercan a dejarle comida o bebidas pues permanece todo el día fuera de su casa.

“Aquí me la paso pidiendo ayuda a veces pasa gente y me dan unas monedas, han de pensar mira ese viejo lo quiere para sus caguamas pero no es así, si supieran que no tengo ni un peso para el gas, la luz o el agua, todos los días despierto con el miedo de que me vengan a cortar los servicios”, refirió.

Don Julio recuerda con gran alegría aquellos años vividos en la ciudad de Monterrey, cuando decidió irse de Múzquiz en busca de un mejor futuro, ahí se desempeñó como cocinero, bolero, zapatero pero al final se dedicó a laborar en las ferias, donde lo adoptó una familia quienes al morir le heredaron su casa

“Yo tengo mis dos hijos, nunca me casé con su madre, ellos viven en Monterrey, pero no me gusta molestarlos, ellos ya tienen sus problemas como para yo darles más, no sé si tengo nietos, pero me supongo que sí, a veces me gustaría conocerlos y abrazarlos, pero también se avergonzarían de mí, de verme en esta situación” explicó a LA VOZ.

“Toda mi vida trabajé, ahora no puedo ni moverme”

Refirió que su último trabajo fue en un conocido yonque de la cabecera municipal, “Ahí mataron a mi sobrina unos desgraciados, yo me quedé en su lugar de velador pero ya estoy viejo, entre más viejo más tonto dicen por ahí” mencionó entre risas.

“Yo me caía a cada rato en el trabajo, debido a ello mi pierna está enferma, ni sé qué tengo, nomás me toco una bola, pero no sé qué sea, la última vez en el taller me quemé con diésel y gasolina, no fui a trabajar y el dueño no me apoyó dijo que se iba a buscar a alguien más, y yo ya me quedé fregado”, indicó.

Ante la falta de un empleo y la preocupación por pagar sus necesidades, Don Julio decidió emprender un negocio desde su casa, así pues, empezó a reparar calzado, lo cual dejó de hacer ya que “el material es muy caro y dinero no hay para ir a traerlo menos piernas para moverme”.

Servicios primarios meses atrás ayudó en la limpieza de su casa.

Después empezó a crear collares para vender, “Ya nomás me faltan cadenas de fantasía esos se me vendían mucho pero ya no tuve para comprar las cadenitas, la del DIF me dijo que fuera que ellos me apoyaban con material, pero no tengo como moverme”.

Reconoció que ha recibido algunas ayudas por parte de la altruista Anabel Jiménez, e instituciones como el DIF, además la alcaldesa Luisa Alejandra Santos Cadena también ha ido a su domicilio para brindarle apoyo.

Respecto a los apoyos que brindan por parte de los 3 niveles de gobierno mencionó que son muy favorables, “A mí me sirve mucho, y me da demasiado gusto que se preocupen por nosotros, pero también que recorran y toquen puertas, como lo hizo la alcaldesa y los del DIF para darme mi despensa”.

Todas las mañanas Don Julio recorre su casa solitariamente.

Por otra parte, el pobre hombre mencionó que además de vivir con deudas, ahora vive con el miedo de que lo desalojen de su casa puesto que familiares se adueñaron de esa casa que perteneció a sus papás, y nunca se heredó a nadie, pero ahora la quieren demoler y sacarlo de ahí.

“Estoy lleno de deudas, y con hambre no tanto de comida sino de compañía, pensé: ¿qué hago aquí? Yo mejor ya me voy. Colgué un cable, me iba a ahorcar pero en ese momento llegó Doña Mary, una vecina que me apoya mucho, me dijo que como se me ocurría hacer eso, y aunque yo quise despistarla ella se dio cuenta que yo lo que quería era matarme”

Así mismo, su vecina, a quien le tiene un gran aprecio, retiró el cable, “Todos los vecinos me dicen que no me sienta solo, ahora los tengo a ellos que pues me dan mi plato de comida de ves en ves, y me hacen compañía que es lo que uno quiere”.

Así como Don Julio se improvisó un abanico, mencionó que también un tostador eléctrico viejo ha sido su herramienta para poder calentar un taco, lamentablemente por el uso de éste sufrió un incendio en su casa que afortunadamente no pasó a mayores.

El hombre explicó que aunque Dios no se lo quiere llevar por algo, ahora tiene un pequeño deseo por vivir: “Vinieron unos que son testigos de Jehová y me dieron una revista que decía por qué dios nos da la vida, la empecé a leer y a leer, ahora sé que si no me llevan es por algo, alguna misión he de tener”.

Recibió ayuda de la fundación “Ayúdame a Ayudar” y DIF Múzquiz.

Artículos Relacionados