SABINAS, COAH. – Con lágrimas en los ojos y un dolor muy profundo, la señora María Luisa Sánchez Domínguez comparte el devastador impacto de la pérdida de su nieto, Ramiro Torres Rodríguez, uno de los mineros fallecidos en la tragedia de El Pinabete. Para ella, Ramiro era más que un nieto; era su vida entera y su principal apoyo.
"Yo dependía de él y nunca me dejó sola. Solo me queda esperar que recuperen su cuerpo para darle cristiana sepultura," expresó con una mezcla de esperanza y dolor. "Dios es el único que puede hacer esto posible, para que logren rescatarlo," señaló, destacando su fe inquebrantable.
Son muchos los días que han mantenido su fe y esperanza, esperando el milagro de que los cuerpos de los seis mineros restantes sean recuperados. "Sí, claro que sí, para mí primeramente Dios es el único que sabe la hora y el día que ellos vayan a salir. Todavía quedan seis," mencionó, con la convicción de que su fe y las oraciones serán escuchadas.
María Luisa recordó cómo crio a su nieto, Ramiro, como si fuera su propio hijo. "Yo lo críe a mi nieto, para mí era como un hijo y me hace falta porque soy viuda, y porque nunca me dejó mi hijo," compartió, con la voz quebrada por la emoción. Su única petición es sencilla y profundamente humana: "Espero que pronto lo saquen para darle cristiana sepultura. Es todo lo que pido y que Dios los bendiga."
A pesar de la tragedia, un rayo de esperanza brilla en su vida. Su otro nieto, que también trabajaba en la mina, sobrevivió el accidente. "Él se encuentra bien, a pesar de que fue un trauma muy fuerte para él, ya que fue de los primeros en alcanzar a salir. Estaba casi en la puerta cuando sucedió todo, fue aquel joven que salió por un refresco," relató María Luisa, resaltando la valentía y la lucha continua de su nieto sobreviviente.
Este testimonio conmovedor refleja no solo el dolor de una familia, sino también la esperanza y la fe que mantienen viva la memoria de los mineros de El Pinabete. La comunidad de Sabinas sigue unida, apoyándose mutuamente en estos tiempos difíciles, con la esperanza de que algún día, todas las familias afectadas puedan encontrar la paz y el consuelo que tanto anhelan.
