SABINAS, COAH.- A pesar de estar en periodo vacacional, la demanda de uniformes escolares no disminuye, según Natalia Reséndiz Ramírez, una comerciante con más de 40 años de experiencia en la venta y confección de uniformes escolares en la región. Su negocio, ubicado en la zona centro de Sabinas, ha sido un pilar en la economía local, generando empleos y satisfaciendo las necesidades de padres de familia y escuelas por igual.
Natalia mencionó que, aunque están en temporada vacacional, han mantenido una alta carga de trabajo debido a que muchos padres de familia se adelantan a separar o comprar los uniformes para el próximo ciclo escolar. "Ahorita ya muchos padres de familia han venido a separar sus uniformes y otros a llevárselos. Estamos trabajando a marcha forzada porque hay bastantes pedidos," compartió. Su negocio atiende a muchas escuelas de toda la región carbonífera, incluyendo instituciones como la Venustiano Carranza, el CBTis y diversas secundarias, que son las de mayor demanda.
Uno de los aspectos destacados por Reséndiz es la flexibilidad que ofrece a sus clientes. Aunque no tiene convenios exclusivos con ninguna escuela, su negocio está listo para atender las necesidades de diversas instituciones. "No tengo un conteo exacto de cuántos uniformes vendo al mes o al año, pero sé que son muchos," dijo con orgullo. Natalia y su equipo están preparados para manejar tanto las tallas estándar como las especiales, confeccionándolas sobre medida si es necesario.
Reséndiz compartió que uno de los mayores retos que enfrentan es cuando las escuelas cambian los uniformes o los logotipos en el último momento. "El año pasado, varias escuelas cambiaron el uniforme en julio, lo que fue difícil porque nos preparamos con mucho tiempo para poder dar el servicio. Aun así, tuvimos que adaptarnos rápidamente," recordó. A pesar de estos desafíos, Natalia se asegura de que su negocio esté bien abastecido y preparado para cualquier eventualidad, incluso teniendo la capacidad de bordar los logotipos en su propio taller.
Con años de experiencia y un profundo conocimiento en telas y diseño, Natalia y su equipo se esfuerzan por mejorar cada año. "Nos gusta que las cosas se hagan bien, y los diseños igual. Tengo una persona de diseño gráfico que me saca los diseños, y luego yo los convierto en la bordadora," explicó. Este compromiso con la calidad se refleja en la satisfacción de sus clientes, muchos de los cuales han sido fieles al negocio durante décadas.
Natalia compartió que su pasión por el comercio viene de herencia familiar. "Mis padres eran comerciantes, y creo que de ahí me nació la idea. Empecé a vender cuando terminé mis estudios secundarios, y me gustó tanto que seguí adelante," recordó. Aunque comenzó vendiendo ropa, con el tiempo se especializó en uniformes escolares, un nicho en el que ha prosperado.
Más allá de su éxito personal, Natalia se enorgullece de que su negocio también contribuya a la comunidad al generar empleos. "Nosotros no cerramos ni en vacaciones, solo los domingos, pero cuando se viene la época de regreso a clases trabajamos más fuerte, hasta los domingos. Abrimos desde las 9 o 9:30 y cerramos hasta las 8 de la noche, y después de esa hora seguimos trabajando en confección y bordado," explicó.
Finalmente, Natalia expresó su gratitud hacia Dios y sus clientes, muchos de los cuales han estado con ella durante años. "Estoy muy agradecida primero con Dios y con toda la gente que se ha mantenido. Tengo clientes que ahora ya vienen con sus hijos, a quienes yo les surtí de uniformes cuando eran niños. Es una gran satisfacción atenderlos," concluyó, subrayando su amor por su trabajo y su compromiso con la calidad y el servicio.