Estados Unidos.- Lady Gaga desató el caos escénico en Coachella al presentar su nuevo álbum ´Mayhem´ con un espectáculo que mezcló música, teatro y una narrativa sangrienta que marcó el renacer de su icónica 'Mother Monster'.
La cantante encabezó el cartel de la primera jornada del festival más grande de Estados Unidos, en Indio, California, con una puesta en escena dividida en seis actos, en los que repasó su evolución artística sin dejar atrás sus eras más oscuras y emblemáticas.
El viaje comenzó con 'Bloody Mary', mientras Gaga aparecía envuelta en un vestido rojo, presagiando una historia violenta y simbólica. El clímax llegó cuando se enfrentó a su alter ego de 'Bad Romance' en una especie de partida de ajedrez coreografiada con ´Poker Face´, culminando en un ritual donde la versión pasada de sí misma es "asesinada".
Tras el "entierro" de su antiguo yo, renace con ´Perfect Celebrity´, y continúa con clásicos como ´Alejandro´, ´Judas´, ´Born This Way´ y ´Shallow´. También demostró su versatilidad al tocar la batería en ´Killer´, la guitarra en ´Garden of Eden´ y el piano en las baladas más íntimas del show.
"Los monstruos nunca mueren", dijo Gaga antes de cerrar con una épica versión de ´Bad Romance´, en un show de 1 hora y 45 minutos que marcó el inicio de una nueva etapa artística.
Pero no fue la única sorpresa. El cantante Benson Boone emocionó al público con ´Beautiful Things´, y sorprendió aún más cuando Brian May, guitarrista de Queen, apareció sorpresivamente para interpretar juntos ´Bohemian Rhapsody´.
El dúo argentino Ca7riel y Paco Amoroso también hizo historia en su debut en Coachella, arrancando con ´Dumbai´ y contagiando su energía única a la audiencia.
Mientras tanto, la estrella surcoreana LISA regresó al festival, esta vez como solista, brillando con temas como ´Kiss Me´, en una actuación que consolidó su presencia en el escenario internacional.