Estados Unidos anunció que reanuda de inmediato las negociaciones comerciales con Canadá, después de que este país cancelara su impuesto digital sobre grandes empresas tecnológicas, en respuesta a la presión estadounidense. La decisión canadiense permite retomar una mesa de diálogo que estaba paralizada por el controvertido gravamen del 3 % sobre ingresos digitales.
El asesor económico de la Casa Blanca, Kevin Hassett, explicó que el presidente Trump solicitó a Canadá retirar la tasa durante la cumbre del G7, y que tras el anuncio de su eliminación, EE.UU. regresará a la mesa de negociación de forma inmediata .
Por su parte, el primer ministro canadiense Mark Carney confirmó que se revisará la legislación correspondiente para derogar oficialmente el gravamen y se mostró confiado en continuar las "complejas negociaciones comerciales", con el objetivo de concretar un acuerdo integral antes del 21 de julio.
Esta medida representa un respiro para las empresas tecnológicas estadounidenses, especialmente gigantes como Amazon, Google, Meta y Microsoft, quienes estaban preparadas para asumir un costo retroactivo de miles de millones si el impuesto entraba en vigor.
El retorno a las negociaciones también incluye la discusión de aranceles existentes aplicados por Trump a productos canadienses como acero, aluminio y vehículos, así como posibles incentivos para mejorar la coordinación económica y de seguridad entre ambos países.
Se trata de una victoria diplomática para Trump, que suspendió las conversaciones tras calificar el impuesto canadiense como un "ataque directo" a la economía estadounidense. Ottawa respondió con movimientos estratégicos para evitar represalias comerciales y proteger su acceso al mercado estadounidense.
El momento es clave: ambas naciones buscan aprovechar el plazo acordado para el 21 de julio, establecido durante la reciente cumbre del G7. Canadá espera que la eliminación del impuesto digital impulse no solo la negociación, sino también proyectos conjuntos en áreas como energía, infraestructura y defensa.
Este giro diplomático resalta el peso de la política fiscal global y la fragilidad de cadenas de suministro que cruzan fronteras. Ahora, el éxito del nuevo acuerdo dependerá de la capacidad para armonizar intereses bilaterales y cerrar temas pendientes en un entorno económico complejo.