El hombre que el domingo disparó contra los feligreses dentro de una iglesia en Texas y mató a dos personas antes de morir baleado, había visitado el templo varias veces este año y le dieron comida, pero se enfureció cuando se negaron a darle dinero, dijo el ministro.
Keith Thomas Kinnunen, de
43 años, llegó al
servicio dominical con una
escopeta a la
iglesia West Freeway Church of Christ en la
localidad de White Settlement y comenzó a
disparar.
En el ataque murieron los feligreses Richard White y Anton Wallace, dijo la policía.
Los testigos dijeron que el agresor se puso barba postiza y peluca, además de vestir gorra y un abrigo largo, lo que atrajo la atención del personal de seguridad de la iglesia.
El ministro Britt Farmer dijo al diario
The Christian Chronicle que reconoció a Kinnunen después de ver una foto de él sin el disfraz.
Lo ayudamos en varias ocasiones con comida", dijo Farmer en la entrevista.
Se enojó cuando no le dimos dinero", agregó.
Las autoridades siguen investigando el móvil del ataque. Jack Wilson, miembro de seguridad de la iglesia, mató de un disparo a Kinnunen segundos después de que comenzó el asalto.
El único disparo claro que yo tenía era contra su cabeza, porque todavía había personas en las bancas que no se habían agachado del todo. Ese fue mi único tiro", relató Wilson el lunes desde su casa en Granbury, agregando que otros feligreses también sacaron sus armas.
La respuesta de Wilson y otras personas en el templo que iban armadas generaron elogios entre algunos legisladores y personas a favor del uso de armas en Texas, mientras que las autoridades locales aplaudieron las leyes de armas vigentes.
El presidente Donald Trump tuiteó el lunes sobre el tema destacando el papel de los civiles armados que frenaron al atacante.
Si no hubiera sido por el hecho de que había personas armadas dentro de la iglesia y de que fueran tan eficientes usando sus armas, el resultado habría sido catastrófico. ¡Un enorme GRACIAS para ellos!, tuiteó el mandatario el martes.
Pero otros legisladores en Texas, aunque elogiaron las acciones de los feligreses armados, hicieron un llamado a realizar una sesión especial sobre la violencia de armas en un año devastador que incluyó matanzas en El Paso, Odessa y Midland.