El papa Francisco, aún convaleciente por una infección respiratoria, sorprendió al aparecer en la basílica de San Pedro para contemplar los avances en la restauración de la zona de la Cátedra y saludar personalmente a los restauradores. Luego, se detuvo a rezar ante la tumba de san Pío X.
Este nuevo gesto inesperado del pontífice —quien el domingo ya había sorprendido al reaparecer al final de la misa del Jubileo de los enfermos, y que ayer recibió sin previo aviso a los reyes Carlos y Camila en su residencia— conmovió a quienes se encontraban en la basílica en ese momento.
Francisco llegó en silla de ruedas alrededor de las 13:00 horas locales, siendo recibido por un centenar de fieles visiblemente emocionados, que se acercaron para saludarlo y recibir su bendición, según informó el portal Vatican News.