WASHINGTON.- El presidente Donald Trump se retractó el martes de su amenaza de atacar sitios culturales en Irán si ese país adopta represalias contra Estados Unidos por el asesinato de uno de sus principales generales.
Atacar sitios culturales es un crimen de guerra.
Trump emitió primero su amenaza en un tuit, la reiteró después ante reporteros cuando regresó el fin de semana a Washington, y el martes se desdijo, afirmando: “me gusta respetar la ley”.
Pero aun así se le oía ofendido ante la idea de que ese tipo de sitios no puedan ser blancos militares en un conflicto armado.
“Piénsenlo”, afirmó Trump en declaraciones en la Oficina Oval. “Ellos matan a nuestra gente. Con bombas hacen volar a nuestra gente. ¿Y después tenemos que ser muy cuidadosos con sus instituciones culturales?”
Pero lo acepto. Por mí está bien”, agregó.
Y luego emitió otra severa advertencia a Irán de que se abstenga de intentar represalias.
“Si Irán hace algo que no debería hacer, van a sufrir las consecuencias, y en forma muy enérgica”, agregó.
El lunes, el secretario de Defensa, Mike Esper, distanció al Pentágono de las amenazas de Trump de bombardear sitios culturales iraníes a pesar de la prohibición internacional contra ese tipo de acciones.
“Estados Unidos respetará las leyes del conflicto armado”, declaró. A la pregunta de si eso excluía atacar sitios culturales, Esper señaló que “así lo establecen las leyes del conflicto armado”.
La controversia comenzó el fin de semana cuando Trump tuiteó el sábado que si Irán atacaba intereses estadounidenses para vengar el asesinato del general iraní Qassem Soleimani, Estados Unidos tiene 52 blancos en la República Islámica que “serán atacados con mucha rapidez y mucha severidad”.
Y añadió que algunos son “importantes para Irán y la cultura iraní”.
La ira se propagó rápidamente en Irán, y Trump reiteró su amenaza ante reporteros que regresaban el domingo con él a Washington desde Florida, donde estuvo dos semanas en su centro vacacional.
Las tensiones entre Estados Unidos e Irán se agravaron tras el asesinato de Soleimani, jefe de la poderosa Fuerza Quds de Irán, en un ataque con dron ordenado por Trump. Washington afirma que el general fue aniquilado por planear ataques contra diplomáticos y soldados estadounidenses en el Medio Oriente.
Atacar sitios culturales es un crimen de guerra de acuerdo con la Convención de La Haya de 1954 que protege esos lugares. Además, en 2017 el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó por unanimidad una resolución que condena la destrucción de sitios declarados patrimonio de la humanidad.