Reynosa, Tamps.- Un caso de extorsión cometido por elementos de la Guardia Nacional (GN) salió a la luz, una vez que paisanos denunciaran que estaban siendo víctimas de abuso en las ciudades fronterizas de Nuevo Laredo, Piedras Negras, Reynosa y Matamoros.
"Ayer recibí tres quejas de paisanos diferentes que pasaban por Piedras Negras", informó Rogelio Ávila, dirigente de los paisanos en Chicago y de la Red de Casas de Migrantes Mexicanos en EU.
Según el portal del diario Reforma, fueron los mismos paisanos extorsionados, respaldados por líderes de organizaciones que defienden sus derechos y activistas de los derechos humanos, que denunciaron a la GN por una práctica que involucra amenazas, que orillan a los paisanos a acceder a pagar "mordidas", que rondan los mil 100 dólares (poco más de 18 mil pesos), a cambio de que les permitan seguir su camino.
Explican que el "modus operandi" de los agentes es detener a las camionetas extranjeras, identificadas como de paisanos, para realizar largas revisiones, donde los obligan a bajar todo el equipaje, para después “intimidar” con altas multas y hasta el decomiso de las mercancías y vehículos.
"De plano con los de la Guardia Nacional no se puede, están peores que los (elementos) fiscales que estaban", reiteró Rogelio Ávila.
Denunció que el Instituto Nacional de Migración es la otra corporación que exige sobornos a los connacionales.
"Tenía más de tres años de no venir a México", contó en Matamoros un paisano que viajaba a San Luis Potosí. "En otras ocasiones no nos habían cobrado nada y ahora te cobran por todo.
"Así ya está muy difícil regresar", ejemplificó, "por un aire acondicionado de media tonelada que nos costó 40 dólares, nos cobraron 700 pesos".
De acuerdo con los testimonios, los agentes de la GN señalan cobros superiores a los 20 mil pesos para poder internarse en el País, pese a que por ley están exentos.
"Tenemos muchos paisanos que aprovechan las vacaciones para visitar familiares, pero allí en la Aduana (de Reynosa) se la pasan extorsionándolos", dijo Juan Carlos Ábrego, presidente de la Asociación de Derechos Humanos Internacionales en Apoyo a Migrantes, Refugiados y Población en General.
El abogado explicó que la extorsión se da con cualquier pretexto y sin importar que los paisanos cumplieron con todos los pagos y permisos para internarse en el País.
"Se aprovechan de que el paisano viene de muy lejos", señaló Ábrego, "les esculcan todo, los hacen perder tiempo, les meten miedo y terminan extorsionándolos".
Lamentó que los agentes de la GN estén dedicándose a revivir viejas prácticas, en lugar de cumplir su misión de frenar la corrupción en las Aduanas, que fueron militarizadas por López Obrador precisamente para frenar las extorsiones y el contrabando.
Cuestionó que en los puntos de internación no existan oficinas de contraloría para para tomar quejas y que los teléfonos que se exhiben en las paredes para denuncias nunca contestan.
Por lo tanto, muchos paisanos no tienen más opción que pagar el soborno y luego acudir a un líder de paisanos en Estados Unidos para que encaminen alguna denuncia con las autoridades mexicanas.
Así operan
Como lo hacen miles de paisanos cada periodo vacacional, David y su familia dejaron su casa en Carolina del Norte y viajaron por tierra durante 28 horas hasta Piedras Negras para cruzar a México y visitar a familiares en Zacatecas.
Y, aunque era consciente de las extorsiones de las autoridades mexicanas, el paisano se sorprendió al tener que pagar soborno a la nueva corporación designada para evitar estas prácticas: la Guardia Nacional.
"Son lo peor los de la Guardia Nacional", contó. "Nos querían quitar la camioneta del primo (que viajaba con ellos) por algo fiscal.
"No les entendíamos, pero sí muy buenos para meterte miedo", lamentó.
Al final tuvo que pagar 700 dólares a un agente de la GN por dejarlos pasar con la camioneta y otros 400 dólares por una cuatrimoto que traían.
"Se tapaban el gafete y no querían que les grabáramos nada", señaló David, que alcanzó a tomar imágenes del elemento extorsionador.
"Nomás dieron la instrucción de dónde dejáramos el dinero: abajo del tapete".