EXCELSIOR.- Aunque el número de solicitudes de refugio recibidas este año por México están en máximos históricos, la realidad es que los migrantes siguen apostando a llegar a Estados Unidos de manera irregular, incluso a costa de sus propias vidas.
Con base en datos oficiales, se calcula que el número de migrantes que optan por el cruce ilegal es 48% superior al de quienes solicitan asilo.
De enero a noviembre pasados, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados recibió 123 mil 187 solicitudes por parte de extranjeros, la gran mayoría haitianos que huyen de la pobreza y la violencia en su país. Con este proceso, las personas pueden acceder a una estancia indefinida en México, con oportunidades de empleo, educación y desarrollo.
Sin embargo, tan sólo de enero a agosto pasados, el Instituto Nacional de Migración (INM) identificó a 147 mil 33 personas que transitaban en condición irregular por territorio nacional, lo que significa que se aventuraron ilegalmente, ya sea solos o como parte de caravanas. A ellos hay que sumarles los 35 mil 143 rescatados este 2021 que fueron víctimas de redes internacionales de tráfico de personas.
Sin embargo, especialistas consideran que las políticas de Estados Unidos y México para frenar la migración ilegal y combatir el tráfico de personas empujan a los indocumentados a tomar mayores riesgos, como evidencia la muerte de 55 migrantes tras la volcadura del tráiler en el que viajaban hacinados, en Chiapa de Corzo, Chiapas.
El lunes 6 de diciembre, Estados Unidos retomó por orden judicial el programa conocido como Quédate en México, que obliga a los solicitantes de asilo a esperar respuesta a su trámite en el lado sur de la frontera común.
Esa medida cierra aún más el acceso a EU e indirectamente conmina a México a contener el flujo migratorio a través de su territorio, con un vasto despliegue de fuerzas federales, principalmente. Para Leticia Calderón, investigadora en el Instituto Mora, la estrategia mexicana es liderada e implementada por militares, cuya lógica castrense es efectiva para ejecutar operativos y controlar el territorio.
Pero esto no sólo acota a las redes de traficantes de personas, sino que acorrala a los migrantes que se ven perseguidos y sin mayores salidas legales, considera. Para Irineo Mujica, líder de las caravanas migrantes, Chiapas, por donde accede la mayoría de indocumentados y escenario de la tragedia, “se ha convertido en la tumba del migrante”.
La política de contención en esta región “ha provocado hacinamientos y obliga a personas como nunca antes a poner su vida en peligro máximo”, asegura el activista. El gobierno mexicano “ya perdió la sensibilidad” hacia el migrante y sus sueños. “No están conscientes de lo que su política detona”, afirma.
