En un periodo comprendido entre enero y septiembre de 2023, Petróleos Mexicanos (Pemex), la empresa petrolera estatal de México, ha enfrentado un alarmante aumento en la cantidad de tomas clandestinas en sus ductos de hidrocarburos y gas LP.
Datos obtenidos vía transparencia revelan que se ha alcanzado un récord con 11,144 tomas reportadas, representando un incremento del 11.3% en comparación con el mismo lapso de tiempo en 2022, superando incluso la marca registrada en 2018 con 11,103 perforaciones ilegales.
La distribución geográfica de estas tomas clandestinas abarca 24 estados del país, siendo 10 de ellos responsables del 93% del total. Hidalgo, a pesar de una disminución del 30%, sigue siendo uno de los lugares más afectados. Jalisco, por otro lado, experimentó un aumento significativo, pasando de 350 a 1,715 perforaciones en los primeros 9 meses de 2022 a 2023.
El informe nacional de seguridad del gobierno federal estima que esta actividad ilícita ocasiona una pérdida diaria de 4,600 barriles, equivalentes a cerca de 16,800,000 pesos al día o aproximadamente 6,140 millones de pesos anuales.
A pesar de este preocupante panorama, el presidente Andrés Manuel López Obrador sostiene que el robo de combustibles está en declive, desafiando las estadísticas en aumento.
Expertos señalan que la elevada incidencia de tomas clandestinas se debe a la falta de ratificación de denuncias por parte de funcionarios de Pemex, quienes temen represalias. Además, la petrolera no ha implementado tecnología para prevenir la extracción de petrolíferos de inmediato, a diferencia de otros países que ya utilizan avances que permiten detectarlas de manera inmediata a través del sonido.
